Jurkovic: Santa Sede en la OMS refleja compromiso del Papa con el multilateralismo
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
El objetivo se ha alcanzado y es muy importante: la Santa Sede es, desde hoy, y a todos los efectos, Estado observador no miembro de la OMS, gracias a la acción del gobierno italiano, que presentó, durante la 74ª Asamblea Mundial de la Salud, la resolución votada por el 30% de los países presentes en Ginebra. La convicción de Roma, expresada por el Ministro de Asuntos Exteriores Di Maio, es que la "presencia de la Santa Sede será de gran inspiración para todos". El arzobispo Ivan Jurkovic, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras organizaciones internacionales en Ginebra, explica a Vatican News las dos razones que favorecieron la decisión:
Asimismo, Monseñor Jurkovic destacó que por otro lado, están las instituciones no propiamente sanitarias, que en inglés se indica como Welfare, es decir de "bienestar" general, humano, que son más o menos 110 mil instituciones. Por tanto -continuó el prelado- "se trata de dos expresiones de la Iglesia que absolutamente debían estar representadas, en cierto modo, a nivel institucional, si se puede decir así, en este caso como Observadores de la Santa Sede en una organización importante y global, que es la Organización Mundial de la Salud".
El Covid y el compromiso del Papa
Igualmente, Jurkovik explica que esto ha ocurrido también gracias a dos parámetros externos:
El primero es sin duda el del Covid-19 -dijo el prelado- especificando que sin el Covid "no sé si habríamos llegado a esta idea, pero la pandemia es el símbolo de una emergencia continua, siempre presente, para la humanidad. El mundo rico, gracias a Dios, ha tenido menos oportunidades de darse cuenta de la precariedad de la salud en el mundo, mientras que el mundo pobre siempre lo ha sufrido".
El segundo -añadió- es el compromiso del Papa, "sin duda muy visible, muy perceptible aquí en Ginebra, a favor del multilateralismo. Los problemas globales deben resolverse a nivel multilateral: esta es la convicción del Santo Padre y estos dos aspectos reflejan la razón de la decisión que acabamos de ver tomada por la Organización Mundial de la Salud".
- El propio gobierno italiano, que ha presentado la resolución, lo ha explicado: es el reconocimiento de la actividad humanitaria y sanitaria de la Santa Sede en los países en desarrollo y luego, como usted ha dicho, en cuanto a la acción de lucha contra la pandemia...
Así es, pero no hay que olvidar que, si nos fijamos en el número de instituciones asistenciales católicas, están más presentes en los países desarrollados, en Europa y en Estados Unidos. La beneficencia católica en Estados Unidos emplea a medio millón de personas con contratos a tiempo completo y a unas 300.000 con contratos a tiempo parcial. Podrá imaginar que en Alemania y España el número es enorme, en Francia es alto, en Italia es muy alto. Esto significa que no se trata sólo del mundo menos desarrollado, sino también del mundo próspero, donde la Iglesia está siempre presente. También hay que destacar la generosidad del gobierno italiano, del embajador Gian Lorenzo Cornado (representante permanente de Italia ante las organizaciones internacionales en Ginebra).
Nos presentamos ante la comunidad internacional con esta presentación del gobierno italiano, de la misión permanente aquí, y tuvimos esta acogida, no fácil, pero sí positiva, que luego se manifestó en 71 copatrocinios, países que se unieron a Italia, apoyando, explícita y abiertamente, esta idea de que la Santa Sede se convierta en Miembro Observador de la Organización Mundial de la Salud, con las complicaciones que siempre son típicas de estos ambientes pero, en todo caso, con gran aclamación, porque en la práctica el 30% de los países aquí presentes apoyaron esta idea.
- Por lo tanto, ¿ya se podría hablar de cuál podría ser el siguiente paso?
Como es sabido, la Santa Sede participa en el sistema de la ONU como observador. En primer lugar porque la Santa Sede no es un Estado, sino que es una entidad soberana, reconocida internacionalmente, con una naturaleza específica, una misión específica y también con un modo de actuar específico. Cuando se habla de la participación de los Estados, se habla de intereses legítimos, los Estados participan en las organizaciones internacionales ciertamente para promover el cuidado de todos, pero también para defender sus propios intereses. La Santa Sede, en cambio, no acude a las Naciones Unidas con sus propios intereses, porque los miles de instituciones católicas de bienestar no son el interés de una nación, sino que son el interés de la humanidad, de una parte de la humanidad.
Significa, por tanto, que nuestra participación es específica. Lo segundo que hay que decir es que se ha hecho necesario institucionalizar la presencia. Participamos en la OMS por invitación: significa que cada año, el Director General extiende una invitación, en una carta escrita, al Secretario de Estado del Vaticano, con la que invita a la Santa Sede a participar en la sesión del evento que acabamos de celebrar y que se titula "Asamblea Mundial de la Salud".
Sin embargo, en ciertas ocasiones, durante algunas reuniones regionales, se vio que incluso la OMS no nos percibía como un organismo jurídico soberano, reconocido en los círculos internacionales, sino que nos consideraba como una de las iniciativas de una organización típicamente humanitaria. Para nosotros era importante que se defendiera este carácter específico de la Santa Sede y que se garantizara institucionalmente nuestro derecho a participar en las reuniones de la OMS y no se estableciera con una invitación de vez en cuando.
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