Peña con los parlamentarios: el desarme contra el demonio de la guerra
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Una invocación coral por la paz en la herida Ucrania se alzó hoy entre las bóvedas barrocas del claustro de la iglesia de San Gregorio Nazianzeno, en el centro de Roma. Más de 270 diputados y senadores italianos, "de cualquier color y bandera", se reunieron con el Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Monseñor Edgar Peña Parra, para pedir el fin de la violencia inhumana en el corazón de Europa. Para los creyentes, una oración; para los no creyentes, un gesto para movilizar las conciencias. Todos ellos se adhirieron a la petición del Papa de ayunar y rezar este miércoles de Cuaresma y firmaron un llamamiento entregado al Arzobispo por Maurizio Lupi, Presidente de Noi per l'Italia y organizador del encuentro. "Estamos en 273, pero están llegando muchas otras adhesiones", dijo el diputado.
El saludo del Papa y el Evangelio de las Bienaventuranzas
"Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios...".
Más de la mitad de los firmantes, presentes en el claustro, escucharon el pasaje de las Bienaventuranzas del Evangelio de Mateo. Fue leído por Don Francesco Pesce, rector de San Gregorio, quien recordó las palabras del Papa en el Ángelus del domingo pasado: "Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia". El Papa también estuvo "presente" en esta breve liturgia con su Mensaje para la 55ª Jornada Mundial de la Paz, del que se leyeron amplios fragmentos.
"Anoche me encontré con el Santo Padre y le llevé esta invitación. Me ha dicho que les pida que recen también por él y por la paz en el mundo", comenzó su reflexión Peña Parra, agradeciendo a los parlamentarios italianos porque "en estos días de trágica preocupación", han dado "un buen ejemplo al anteponer la distancia y las fricciones políticas a la adecuada cohesión".
Maurizio Lupi entrega a Peña Parra el Llamamiento por la paz en Ucrania firmado por diputados y senadores
Convertir las armas en una herramienta de trabajo
A continuación, el Arzobispo venezolano denunció enérgicamente el "demonio de la guerra" que adopta la forma de la "barbarie" que estamos presenciando. "Esta violencia inhumana exige que se le oponga un nivel superior, espiritual", dijo. "Por eso rezamos por la paz". Para el cristiano es "el primer paso", seguido de una acción que implica a todos, incluso a los que no creen: "Trabajar por la paz".
¿Cómo? Peña Parra recordó la profecía de Isaías: "Romperán sus espadas y harán de ellas arados, harán de sus lanzas guadañas". El propio Papa, durante su inédito viaje a Irak, había recordado estos versos, comentando con cierta amargura que esta profecía no se había cumplido, sino que, por el contrario, "las espadas y las lanzas se han convertido en misiles y bombas". "¡Qué tristemente cierto es hoy en día!", exclamó el diputado, sugiriendo que deberíamos avanzar hacia la "transformación". Las espadas y las lanzas desaparecerán, pero el material del que están hechas las armas puede convertirse en herramientas.
"Demasiadas armas hoy en día, son amenazas de destrucción"
Para ello, sin embargo, es necesario "desmontar el arma": "Hay un deshecho, por tanto, que concierne a la paz", subrayó el Prelado. "Ciertamente, la paz tiene que ver con las amenazas que hay que frustrar, pero no olvidemos que esto requiere también un trabajo diario, paciente y previsor, capaz de erradicar no sólo las causas próximas sino sobre todo las remotas de la violencia. Trabajar por la paz en este sentido significa trabajar por el desarme".
"Es evidente que las demasiadas armas presentes en la tierra, con los numerosos negocios relacionados con ellas, a menudo cubiertos por impenetrables cortinas de humo, corren el riesgo de ser utilizadas tarde o temprano: en lugar de ser elementos disuasorios del conflicto, constituyen, como vemos en estas horas, amenazas de destrucción", denunció el diputado.
El canto de tres mujeres ucranianas
Una importante reflexión, seguida de un momento de silencio interrumpido por el canto de Vasilina, Marta, Alina, tres mujeres ucranianas, vestidas con trajes típicos, que entonaron una oración
"Dios, bueno y justo, salva nuestra Ucrania".
"La paz, la única solución"
Al margen del acto, Monseñor Peña Parra, tras las recientes declaraciones del Cardenal Pietro Parolin, reiteró la disposición de la Santa Sede a mediar entre las partes y no dejó de expresar su gran preocupación por las recientes amenazas nucleares. A continuación, reiteró la importancia de los corredores humanitarios para los refugiados que huyen de Kiev: "Siempre son importantes y siempre son necesarios. Debemos dar la oportunidad a los necesitados de poder moverse con la máxima protección". Desde aquí, un llamamiento a través de los micrófonos y las cámaras: "La paz es la única solución. Que Dios suscite en los corazones de todos los responsables la responsabilidad con la humanidad y la construcción de la paz que debe "hacerse" día a día".
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