Czerny: las atrocidades de hoy demuestran que no hay igualdad de derechos
Vatican News
Invitado a un encuentro organizado por la Norman Paterson School of International Affairs, de la Carleton University, la University of St. Michael's College y la Universidad de Toronto, el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, pronunció una conferencia sobre "La contribución del catolicismo al desarrollo global sostenible". En su discurso, el cardenal se centró en las encíclicas del Papa Francisco Laudato si' y Fratelli tutti. Observando las noticias, la invasión rusa de Ucrania y las demás guerras sangrientas que vive el planeta, señaló en primer lugar lo difícil que es hoy ser hermanos en la casa común. También recordó el delicado camino de la Iglesia junto a los pueblos indígenas de Canadá tras la tragedia -como la describió recientemente Francisco- del desarraigo de tantas personas y familias de sus tierras y culturas y los abusos cometidos por varios católicos, en particular los que tienen responsabilidades educativas.
Ser hermanos sobre la base de una solidaridad que trasciende el derecho
El cardenal Czerny subrayó que el catolicismo se preocupa por el hombre y la plena realización de su potencial, por lo que también trata de identificar los obstáculos que impiden el desarrollo humano integral. Continuó diciendo que la Declaración de los Derechos Humanos promulgada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 es una de las más altas expresiones del reconocimiento de la dignidad humana. Un punto de referencia indispensable para las democracias. Pero consideró que las atrocidades cometidas contra la dignidad humana de las que aún hoy somos testigos -como el genocidio, la tortura, la pena de muerte, el fundamentalismo, el racismo, la discriminación de la mujer- no permiten hablar de igualdad de derechos para todos los hombres. El Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral señaló, por otra parte, que el ser hermanos brota de una solidaridad basada en el reconocimiento común de una identidad que precede y trasciende los derechos y deberes en los que se basa la convivencia civil. Ese ser hermanos se basa en el reconocimiento de la igualdad fundamental de hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, sin excepción. Y que es necesario ser educado y formado para reconocer al otro como prójimo y ser humano de igual a igual.
Cultivar la fraternidad y transmitir los valores de compartir e incluir
A continuación, el cardenal Czerny señaló que el individualismo no nos hace más libres, ni más iguales, ni más fraternos, y que si no reconocemos que cada ser humano tiene un derecho fundamental e inalienable a su propio desarrollo integral, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la supervivencia de la humanidad. El cardenal también añadió que es necesario tener en cuenta los dos temas clave de la doctrina social de la Iglesia que el Papa Francisco desarrolló en Fratelli tutti: el principio de solidaridad y el papel social de la propiedad. Reiteró que las familias, las escuelas, las parroquias, los centros culturales y recreativos deben cultivar la fraternidad y transmitir los valores de la libertad, el respeto mutuo, el compartir y la inclusión, que las nuevas generaciones deben ser educadas y formadas en la solidaridad universal y que hay que combatir la "cultura del descarte".
El criterio del amor
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