Semeraro: la sencillez y la pureza de corazón necesarias para ser santos
Eugenio Bonanata, Ciudad del Vaticano
Numerosos fieles y peregrinos llegan a Roma para participar en la celebración de mañana en la Plaza de San Pedro para la canonización de 10 beatos. "Cada uno de ellos es un reflejo del rostro de Cristo", dice el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que recuerda a Telepace cómo todos los nuevos santos vivieron en épocas y regiones geográficas diferentes.
Citando a Benedicto XVI, el cardenal reitera que sólo hay un hilo conductor de la santidad: "es siempre la respuesta a Jesús, que se da en diferentes momentos y de diferentes maneras".
En la lista -continúa- hay grandes biografías y personas humildes o incluso "sin poder". Y esto significa "que la llamada a la santidad no está impulsada ni por el clamor ni por el poder, sino por la sencillez y la pureza de corazón de las que hablan las bienaventuranzas".
La llamada del pueblo de Dios
Dado el elevado número de canonizados, era de esperar una participación masiva. Según el cardenal, ésta es la reacción del pueblo de Dios, que expresa su corazón y sus oraciones en presencia del Señor. "El Papa Francisco se preocupa tanto por la piedad popular": una dimensión en la que es importante el cuerpo, el canto y el estar juntos.
La santidad -explica Semeraro- es algo que germina en el suelo de la Iglesia, no se corona desde arriba. Y me di cuenta de ello cuando fui a las Iglesias particulares para presidir los ritos de beatificación en nombre del Santo Padre". La del domingo es, por tanto, una auténtica expresión de fe enraizada en la dimensión local.
La fama de santidad
Por otra parte, también es la culminación de un largo proceso llevado a cabo por la Congregación. Un camino fundado sobre todo en la escucha de testimonios, destinado esencialmente a comprobar la fama de santidad. Un concepto que hay que explicar -dice el cardenal- y que no debe confundirse con la publicidad o la notoriedad, propias de quienes tienen, por ejemplo, una intensa exposición en los medios de comunicación que luego se desvanece de repente.
"En cambio -precisa- debemos discernir observando también si en torno a estas figuras se desarrolla una respuesta por parte del pueblo de Dios, en términos de oraciones y peticiones de intercesión, que a menudo es espontánea e inesperada".
Todo listo para la celebración
Mientras tanto, una mirada desde la ventana del estudio del cardenal, con vistas a la Plaza de San Pedro, nos traslada a los preparativos del rito. Un escenario típico de estos últimos días, caracterizado por la movilización de medios y empleados del Vaticano ocupados en completar el montaje del altar y la disposición de las sillas.
"Incluso desde el punto de vista logístico, estos eventos son muy exigentes para la Santa Sede", dijo el Cardenal, que destacó la importancia de acoger adecuadamente a los peregrinos. Una dimensión que también incluye los próximos acontecimientos del calendario en los próximos meses, empezando por la beatificación del Papa Luciani el 4 de septiembre. "Todavía no se ha decidido si la celebración tendrá lugar en la Basílica o en la plaza", dice Semeraro, que para concluir tranquiliza sobre las condiciones de salud del Santo Padre. "Son buenos, basta con oírle hablar: siempre tiene el mismo brío, como demuestra también en las audiencias. Esperamos que las dificultades físicas se superen pronto. Pero, bromeando un poco, digo que para recuperarse de la dolencia de la rodilla hay que estar quieto. Y el Papa es un poco difícil de mantener quieto".
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