Sandri en la Asamblea General de la Congregación Mequitarista Armenia

Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano

Del 11 al 15 de julio de 2022, en el Monasterio de la Abadía de San Lazzaro degli Armeni, en Venecia, se celebró la Asamblea General de la Congregación Mequitarista Armenia, convocada y presidida por Monseñor Maurizio Malvestiti, obispo de Lodi y antiguo subsecretario de la entonces Congregación para las Iglesias Orientales, que a principios de 2022 había sucedido a Bogos Levon Zekyian en el cargo de Delegado Pontificio para la Orden.  El Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el cardenal Leonardo Sandri, también estuvo presente en los trabajos de los días 13 y 14 de julio, con lo que quiso confirmar la preocupación y la atención de la Sede Apostólica por los monjes mequitaristas, custodios y depositarios de un patrimonio espiritual y cultural tan precioso para todo el pueblo armenio.

Los trabajos: Contenidos y protagonistas

La Asamblea General se inscribe en el camino de renovación que conducirá a la celebración del Capítulo General electivo: se dio espacio a la lectura y a la propuesta de revisión de algunos puntos de las Constituciones, también gracias a la contribución del arzobispo Zekyian, que intervino desde Estambul en una conexión en línea. Durante los encuentros, los monjes de las comunidades de Venecia y Viena, con los de Armenia, Líbano, Turquía y Francia, expresaron, por indicación del Dicasterio, su ferviente deseo de implicar a laicos de inspiración espiritual y adecuada profesionalidad en la organización de iniciativas en favor de la familia mequitarista y para la mejor custodia y valorización de los diversos monasterios y propiedades anexas. Se presentó una visión general de la administración y, tras los informes sobre las misiones, se examinaron nuevas propuestas para la pastoral vocacional y la formación de candidatos a la vida religiosa.

Sandri: Deja que brille el núcleo ardiente de tu misión

En la mañana del jueves 14 de julio, el cardenal Sandri, que pudo saludar por teléfono al Patriarca de Venecia, monseñor Francesco Moraglia, agradeciéndole en particular la cercanía a los mequitaristas expresada en tantas ocasiones, presidió la Divina Liturgia. En su homilía, en la que llevó el saludo y la bendición del Papa, su acento se dirigió a la vida de la Congregación, al recuerdo de la figura del Abad Mechitar cuyos restos se conservan en Venecia en la Iglesia donde se celebrará el próximo 8 de septiembre la concusión de la fase diocesana del proceso de beatificación y canonización.

"A través de ustedes", dijo el cardenal, "nos sentimos espiritualmente unidos a esa amplísima familia que en distintas partes del mundo cultiva lazos de amistad y gratitud por la misión mequitarista, habiéndose beneficiado de la formación que ustedes han ofrecido y ofrecen en muchas escuelas de Oriente y en los países de la llamada diáspora. Si estuviéramos en una isla dentro de la cuenca de un lago, podríamos utilizar la imagen de los círculos concéntricos que se forman al arrojar una piedra al agua: los monjes son el primer círculo que se forma, pero de él emanan muchos otros, que son los ex alumnos de tus escuelas, los colaboradores, los eruditos que han sacado de los tesoros de la armenidad celosamente guardados y transmitidos por ti.

Mechitar: Servidor fiel en una época oscura

La piedra central -dijo entonces el Cardenal- es el Abad Mechitar, fundador y Siervo de Dios, "fiel servidor en una época oscura y difícil para el pueblo armenio", que sintió "el profundo vínculo entre la identidad y la especificidad armenia y su inserción en un aliento universal, auténticamente católico". De este modo, enseñó que cultivar la particularidad no significa volverse autorreferente e introspectivo, y preservar la amplitud de las fronteras no significa aplanar y borrar las diferencias que hacen bella y armoniosa la catolicidad de la Iglesia". "A lo largo de los tiempos, la intuición de Mechitar -subrayó el cardenal Sandri- ha sido puesta a prueba por cercanos y lejanos, ha pasado por el crisol de la purificación del sufrimiento de todo el pueblo armenio: También vosotros tuvisteis vuestros mártires entre los que sufrieron persecución injusta y violencia gratuita hace un siglo, sin embargo, como nos dijo el Apóstol, esos dramas no extinguieron ni borraron la identidad del pueblo armenio, sus tesoros, sus santos y su cultura, es más, paradójicamente, mientras los gobernantes de ese mundo han pasado, la lámpara de vuestro pueblo ha vuelto a ser puesta en el candelero para que ilumine no sólo a los armenios, sino al mundo entero".

El deseo final del cardenal fue que, a pesar de los cambios necesarios, "brille" el núcleo ardiente de la misión derivada de la intuición de Mechitar y reconocida por la Iglesia: "la enseñanza y la difusión de la doctrina de Cristo; la actividad pastoral para la salvación de las almas de los fieles; la educación cristiana y la instrucción de los jóvenes; el ecumenismo y el diálogo entre las Iglesias, pensando en la unidad de la Iglesia".