Especias y cerámicas. Dos nuevas salas de los Museos Vaticanos
Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano
Los Museos Vaticanos se confirman como un cofre de arte y fe con las puertas abiertas. Una vez más, en efecto, las colecciones pontificias revelan tesoros hasta ahora ocultos, custodiados a lo largo de los siglos. Tras un largo período de estudio, investigación y restauración, la antigua Especiaría de Santa Cecilia y la Sala de las Cerámicas están ahora abiertas al público. Las salas, ahora accesibles previa solicitud para el estudio o las visitas guiadas, están situadas a lo largo del recorrido turístico que conduce a la Capilla Sixtina.
La Farmacia de las monjas benedictinas
El complejo de la antigua "Farmacia" proviene del monasterio de las monjas benedictinas de Santa Cecilia en Trastevere, vinculado a la basílica adyacente de la que el cardenal Paolo Emilio Sfondrati fue abad titular durante treinta años, del 1560 al 1618. En 1936, para evitar su dispersión, toda la colección boticaria fue transferida por el Papa Pío XI a la colección de la Biblioteca Vaticana. Sólo en 1999, con un Rescripto de San Juan Pablo II, el espacio museístico de la Biblioteca pasó a los Museos Vaticanos, dentro del actual Departamento de Artes Decorativas.
Un salto atrás en el tiempo
Para cualquiera que entre hoy en la Sala de la Especiería, el tiempo parece haberse detenido. Armarios, cajoneras, prensas, cajas y frascos de botica de vidrio y cerámica, que contienen especias, ungüentos, hierbas medicinales y preparados oficinales, se encuentran en el mismo estado en el que los dejaron las monjas benedictinas cuando cesó la actividad de la botica y toda la colección fue trasladada a la Ciudad del Vaticano. En el centro de la sala domina un mortero fabricado probablemente ya en la Edad Media a partir de un capitel romano.
"Hemos restaurado, cuidado y puesto en marcha la Especiería de Santa Cecilia – explica la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta – con la intención de compartir, de dar a conocer la sabiduría y los cuidados de las monjas benedictinas que, a través de plantas medicinales y especias, curaban no sólo a los Papas, sino a todo el pueblo romano".
El piso diseñado por Rafael
Una puerta conduce a la contigua Sala de las Cerámicas, cuya renovada disposición está pensada para albergar, por primera vez, toda la colección vaticana de cerámica medieval y moderna. Se exponen los 34 platos historiados de la Colección Carpegna, junto con vajillas medievales de cerámica fina, los preciosos ladrillos para el suelo de mayólica arcaica y los suelos de robianos que formaban el pavimento de las Logias Vaticanas conocidas como las Logias de Rafael.
"Toda la colección – continúa Barbara Jatta – está ahora documentada en el catálogo publicado por las Ediciones de los Museos Vaticanos y editado por Otto Mazzucato y Luca Pesante, del Departamento de Artes Decorativas. Mil años de cerámica están documentados y se ofrecen al público, lo que nos llena de orgullo".
“El deseo – explica Luca Pesante a Vatican News – es valorizar cada pequeño objeto de nuestras colecciones. Hasta el más pequeño fragmento de cerámica cuenta una historia, y a veces son historias extraordinarias que nos ayudan a comprender incluso épocas enteras. La apertura de estas dos salas enriquece el itinerario de los Museos Vaticanos: son dos lugares insólitos que pocas personas esperan encontrar dentro de un itinerario museístico".
¿Cuál es la historia de la Especiería de Santa Cecilia en Trastevere?
El complejo de la Farmacia Santa Cecilia es algo extraordinario que podemos inaugurar por primera vez. Se trata de una de las farmacias más completas que existen, sin duda en Roma y probablemente en toda la península, que se remonta a siglos pasados, en este caso al XVII. Se estableció en el interior del Monasterio de Santa Cecilia en Trastevere, a instancias del cardenal Paolo Emilio Sfondrati, propietario y protector de la Basílica y del Monasterio.
Aún hoy, la Farmacia conserva numerosos objetos de esta época: los gabinetes, recipientes, morteros, balanzas, el conjunto de mayólicas, objetos realizados por maestros alfareros que residían y trabajaban en hornos y talleres pertenecientes al propio monasterio.
El monasterio era un centro económico extraordinario: poseía estanques de peces y molinos de grano en el río Tíber, hornos, huertos y tierras. Esta botica, una de las cerca de 80 que existían en toda la ciudad de Roma, proporcionaba asistencia sanitaria en particular a las monjas y luego también a todo el grupo de personas que giraba en torno al monasterio, desde los artesanos a los ecónomos, pasando por los sacerdotes.
Lo que llama la atención al visitar la Especiería es que, además de los frascos, armarios, morteros y recipientes, en algunos casos también se conserva el contenido: preparados, ungüentos, polvos, hierbas... Una auténtica visión histórica de la tradición farmacéutica de siglos pasados y de los remedios utilizados para curar enfermedades... Documentar y narrar, ¿ese es su objetivo?
Así es. Cuando en 1936 se trasladó de Santa Cecilia a la Biblioteca Vaticana, la vida, la actividad de la botica quedó como detenida en el tiempo, en una época en la que la actividad aún continuaba. Por lo tanto, muchos ingredientes, materiales, especias siguen contenidos en los frascos, la cristalería, las cajas. Se trata de un aspecto muy singular en lo que respecta a la historia de la farmacopea y a la historia de las antiguas estructuras boticas en general.
Un ambiente contiguo a la Especiería de Santa Cecilia, también llena de encanto, es la Sala de las Cerámicas. ¿De qué se trata?
Sí, la sala contigua contiene la colección de cerámica medieval y moderna de los Museos Vaticanos: una colección extraordinaria por su heterogeneidad. Estos objetos tienen un gran valor histórico y artístico.
Baste decir que aquí se exponen los suelos diseñados por Rafael y realizados por Luca della Robbia el Joven para las segundas Logias, así como la famosa colección de platos de Castel Gandolfo, un conjunto de platos historiados de la tradición de Urbino, de gran importancia también por su historia coleccionista: acabaron en una disputa entre el Estado y la Iglesia en 1879, llegando incluso a ser objeto de una interrogación parlamentaria debido a una venta ilícita entre un empleado de Castel Gandolfo y unos anticuarios. También hay pisos antiguos en mayólica arcaica de los siglos XIV al XVIII-XIX.
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