Día Mundial de la Pesca. Mons. Arellano: “Trabajo digno que merece un ambiente sano”

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

Esta mañana, con ocasión del Día Mundial de la Pesca, que se celebra cada año, desde 1998, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, Mons. Fernando Chica Arellano, ha resaltado la importancia que el sector marítimo tiene para la vida humana. La primera imagen que ha querido resaltar es la del “puerto” como “lugar de refugio para desembarcar en caso de tormenta”, lugar “desde donde se zarpa para descubrir lo nuevo” y como lugar “de encuentro, de espera, de asesoramiento e información”.

De hecho, ha puntualizado que cada vez en mayor grado, los puertos son focos multiculturales de intercambio y diálogo, “donde las relaciones humanas y comerciales contribuyen al crecimiento económico y social de un país, así como a la seguridad alimentaria nacional”. En este sentido, asegura que la Santa Sede siempre ha estado al lado de los pescadores, “especialmente de los menos afortunados, buscando que todos gocen del derecho fundamental a un trabajo decente y digno y a disfrutar de un medio ambiente sano, limpio y sostenible”.

Arellano recuerda los acuerdos contra la “pesca ilegal”

El Observador Permanente de la Santa Sede elogia los instrumentos jurídicos concertados bajo los auspicios de la FAO, como lo son el Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto (PSMA) “que constituyen una relevante contribución en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR)” explica y recuerda que dicha normativa “está ayudando asimismo a crear nuevos modelos de pesca, que garanticen la calidad de las capturas, el respeto por el medio ambiente, así como el justo desarrollo de este importante sector”.  

La solicitud del Papa de llevar a cabo una “conversión ecológica”

Ante estos numerosos desafíos, Mons. Arellano recuerda que el Papa Francisco ha subrayado sin rodeos “la necesidad de una “conversión ecológica”” que obligue moralmente, incluso antes que legalmente, “a implementar todas aquellas medidas que la comunidad internacional ha ido negociando con el tiempo y adoptando para que la protección de las personas y el medio ambiente se sitúe en el centro de la actividad pesquera”.

Según Arellano, esta conversión “requiere la implementación de una estrategia corporativa de responsabilidad social” en la que la solidaridad prevalezca sobre la ganancia, pues – puntualiza – “una ética respetuosa de las personas permitirá potenciar igualmente el bien de quienes trabajan en los puertos, atendiendo a sus necesidades reales, que pueden ser resueltas más fácilmente cuando se ve la humanidad como una sola familia, en la que todos somos hermanos y responsables unos de otros”.

La gran labor de “Stella Maris” Apostolado del Mar

Por último, Mons. Arellano ha querido resaltar la labor de Stella Maris, Apostolado del Mar, que es una organización internacional de la Iglesia Católica cuyo objetivo es brindar a la gente del mar la asistencia humana-espiritual que puedan necesitar para su bienestar durante su estancia en el puerto. Se trata de “capellanes, religiosos y religiosas, de agentes de pastoral y voluntarios, que se esfuerzan para atender humana y espiritualmente a cuantos se hacen presentes en los puertos por motivos laborales o de tránsito, alzando su voz para que se incremente su bienestar” dice Mons. Fernando Chica Arellano.

Destaca su plegaria final a Dios, Puerto Seguro en medio de las tormentas, para que “proteja a quienes trabajan en el sector pesquero y permita a los líderes políticos, sociales y económicos tener una mirada materna, acogedora y protectora sobre quienes surcan los mares y sobre sus familias que los esperan”.