Diez meses para restaurar el Baldaquino en la Basílica de San Pedro
Paolo Ondarza - Ciudad del Vaticano
Un trabajo exigente y necesario. Así define el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica Papal de San Pedro del Vaticano, Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano y Presidente de la Fabbrica di San Pietro, las próximas obras de restauración del Baldaquino de San Pedro. El Cardenal habló en la Oficina de Prensa de la Santa Sede durante la presentación a los periodistas de las obras emprendidas con vistas al Jubileo de 2025 y al cuarto centenario de la Dedicación de la nueva Basílica Vaticana, que tuvo lugar en 1626 bajo el Papa Urbano VIII. Con 28,74 metros de altura y 63 toneladas de peso, el Baldaquino se define con razón como un gigante del arte de todos los tiempos, una obra única en la que colaboraron Bernini y Borromini.
10 meses de obras, hacia el Jubileo
El plazo previsto para las obras es de 10 meses: desde la segunda quincena de febrero hasta diciembre de 2024, justo antes de la apertura de la Puerta Santa. Se trata de "una restauración de gran valor simbólico porque el Baldaquino "que se alza solemne sobre el altar mayor, tan alto como un edificio de diez pisos, es el punto de apoyo de la Basílica y marca con su magnificencia el lugar de la Tumba del Apóstol Pedro a quien está dedicada la Basílica Vaticana".
La restauración, confiada a un equipo de profesionales experimentados, se lleva a cabo 250 años después de las grandes obras de conservación del siglo XVIII y 400 años después del inicio de las obras del Baldaquino.
Una obra monumental de polímatas
"En la base de la restauración, respetuosa y prudente, recuerda Pietro Zander, jefe de la sección de Necrópolis y Patrimonio Artístico de la Fábrica de San Pedro del Vaticano, hay una necesidad conservadora de esta "monumental obra polimatérica", realizada en bronce bruñido y dorado. De hecho, las investigaciones preliminares indican un estado de conservación degradado que requiere "urgentes trabajos extraordinarios de mantenimiento".
El diagnóstico
Todas las superficies del monumento están cubiertas de una pátina oscura que hace parcialmente visible incluso el dorado, alterándolo y amortiguándolo. Está formada por sustancias grasas utilizadas en labores de mantenimiento anteriores, polvo y partículas depositadas "especialmente en la parte superior, donde las labores de mantenimiento ordinario han sido más escasas", añade Zander. También hay "hinchazones muy pequeñas debidas a fenómenos de alteración del bronce", "desconexiones y desprendimientos" en el "cielo del baldaquino con el bajorrelieve de la paloma del Espíritu Santo".
El impacto antrópico
Por otra parte, la Basílica acoge hasta 50 mil personas cada día, y son sensibles las variaciones microclimáticas, que "interactúan con el dosel, favoreciendo fenómenos de alteración, corrosión, oxidación y dilatación de las partes de madera con el consiguiente levantamiento y desprendimiento de la película pictórica".
"El estudio del microclima permitirá tomar las precauciones necesarias y preparar un plan adecuado de mantenimiento ordinario de todos los monumentos de la Basílica", sigue explicando Zander, quien habla de "empresa titánica".
Las tres fases de intervención
La intervención se dividirá en tres fases, como ilustra Alberto Capitanucci, responsable del área técnica de la Fabbrica di San Pietro del Vaticano: preparación del lugar con el diseño del andamiaje de trabajo; diagnóstico preliminar y en curso con documentación gráfica y fotográfica; y restauración de las superficies de metal, piedra y madera.
La restauración permitirá diseñar y codificar procedimientos de desempolvado que respeten la obra y, al mismo tiempo, puedan llevarse a cabo con seguridad.
Celebraciones litúrgicas garantizadas
"Las obras provisionales y de construcción no impedirán la realización de las celebraciones papales en el altar mayor", garantiza el cardenal Gambetti: "Como sucedió durante la construcción de la Basílica, será posible seguir celebrando la Santa Misa en la Tumba de Pedro".
Valor simbólico y espiritual
La restauración, con un coste de setecientos mil euros, cuenta con el apoyo de la benemérita Orden de los Caballeros de Colón y, como destacó el cardenal Gambetti, "es una obra que está en continuidad con el proyecto de valorización y nueva iluminación de la necrópolis vaticana, también apoyado por los Caballeros de Colón".
"Estamos agradecidos por el privilegio de servir a la Iglesia de esta manera", afirmó Patrick Kelly, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, quien destacó el valor simbólico del Baldaquino: "Es una tienda colocada bajo la espléndida cúpula de San Pedro que nos recuerda que Dios ha elegido habitar entre nosotros y construida sobre la roca: la tumba de Pedro, Príncipe de los Apóstoles".
Un trabajo de equipo
El cardenal Gambetti lo describió como un trabajo de equipo, agradeciendo al presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, por organizar el apoyo científico de los Museos Vaticanos, la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas, la Prefectura de la Casa Pontificia, la Florería de la Gobernación y el Dicasterio para la Comunicación, que documentará cada fase con imágenes audiovisuales de alta resolución a través de Vatican Media.
Una pregunta no relacionada con el tema de la restauración, que se planteó al cardenal Gambetti en la rueda de prensa, se refería a si ya se han impartido en la basílica de San Pedro las bendiciones a las parejas del mismo sexo, como exige la reciente declaración doctrinal Fiducia supplicans. El cardenal explicó que no había tenido noticias de peticiones especiales: "Nos movemos siguiendo la estela del Magisterio. Intentaremos mostrar el rostro materno y paterno de la Iglesia en la atención a las personas, a cada persona en el estado en que se encuentre".
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