Gallagher: Situación humanitaria catastrófica e inaceptable en Gaza
L'Osservatore Romano
El Papa Francisco está constantemente preocupado por la población de Gaza y está "en contacto" casi a diario "con los cristianos que viven en la parroquia de la Sagrada Familia". Por tanto, es necesario reiterar una vez más los llamamientos que "lleva haciendo desde octubre pasado: es urgente un alto el fuego inmediato en Gaza y en toda la región". Esto fue subrayado enérgicamente por el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, en el discurso pronunciado ayer, lunes 11 de marzo, ante la Jordan Hashemite Charity Organization, una organización benéfica no gubernamental con sede en Ammán, Jordania. El Prelado visitará el país de Oriente Medio del 11 al 14 de marzo con motivo del trigésimo aniversario de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Al saludar al presidente de la organización, Hussein Chibli, monseñor Gallagher quiso subrayar el "generoso apoyo" y la compasión mostrada por el rey Abdullah II y por todo el pueblo jordano "para con sus hermanos y hermanas palestinos que viven en la Franja de Gaza, donde la situación humanitaria es inaceptable y, por decir lo menos, catastrófico". El trabajo realizado para recoger, preparar y transportar por aire la ayuda humanitaria, comentó, fue un acto de gran valor cristiano. De hecho, cada vez que se produce la tragedia de un conflicto armado, señaló el arzobispo, "la Santa Sede no duda en reiterar que el principio de humanidad, grabado en el corazón de todos los hombres y de todos los pueblos, incluye el deber de proteger a los civiles de las consecuencias de tales conflictos". Lamentablemente, señaló, "la protección de la dignidad de cada persona, de los hospitales, las escuelas y los lugares de culto, garantizada por el derecho internacional humanitario", es violada con demasiada frecuencia por las partes beligerantes en nombre de necesidades militares. Esto se traduce en una grave ofensa "al valor de la vida humana", que nunca debe verse comprometida por estas estrategias. De ahí la exhortación del Prelado a que "la ayuda humanitaria se proporcione con prontitud y sin obstáculos a la población civil afectada".
En este sentido, el Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales recordó una vez más cómo la Iglesia católica en Jordania se ha implicado desde el principio a través del compromiso de Catholic Relief Services y de la Cáritas local, a la que - anunció Gallagher - el Pontífice ha querido asignar una suma de 50.000 euros a través de la nunciatura apostólica. "Nuestros pensamientos y oraciones están con las víctimas y sus familias", reiteró el arzobispo, invitándonos a no olvidar a los 600 refugiados cristianos, tanto católicos como greco-ortodoxos, que viven en la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza.
Con la esperanza de que "los rehenes israelíes puedan ser liberados inmediatamente y devueltos a sus seres queridos que los esperan ansiosamente", y que "la población civil palestina pueda tener un acceso seguro a la ayuda humanitaria", Gallagher concluyó su discurso agradeciendo una vez más a la organización por sus grandes esfuerzos realizados en el frente humanitario y expresando la esperanza de una paz compartida inminente.
De la necesidad de no perder nunca la esperanza, incluso en medio de los sufrimientos causados por la guerra, el Prelado habló también en la iglesia latina de Santa María de Nazaret, en Ammán, donde ayer celebró la Misa junto al patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista. Pizzaballa y los miembros de la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa.
Si es cierto que, en algunos países, subrayó el Prelado en su homilía, "los cristianos no pueden orar en su propia lengua, en otros no pueden construir iglesias, en otros no tienen la libertad de participar en la vida política y social, en otros sufren persecuciones reales y violentas", también es cierto que "Jesús nos consuela diciendo: Alégrense y exulten, porque su recompensa será grande en los cielos"". El Señor mismo, observó Gallagher, "constituyó a Pedro y a sus sucesores como la roca sobre la que construiría su Iglesia", en la que el Papa es "el principio visible de la unidad de los cristianos". Y es en esta unidad, insistió, que debe nacer al unísono la oración que concierne "a toda la Iglesia católica en el mundo: ¡la oración por la paz!". En este sentido, el arzobispo volvió a desear un rápido alto el fuego en Israel y Palestina, recordando las palabras pronunciadas por el Papa Francisco en la Misa en el Estadio Internacional de Ammán durante la visita apostólica de mayo de 2014 a Jordania, cuando pidió al Espíritu Santo «preparar nuestro corazón para encontrarnos con nuestros hermanos más allá de las diferencias de ideas, de lengua, de cultura, de religión; ungir todo nuestro ser con el óleo de su misericordia que cura las heridas de errores, incomprensiones, controversias; la gracia de enviarnos con humildad y mansedumbre por los caminos desafiantes pero fructíferos de la búsqueda de la paz".
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