Inauguración de la Biblioteca restaurada en la Tercera Logia
L’Osservatore Romano
Un lugar que evoca «el valor de la cultura y la tradición» y que «conserva la memoria histórica» de quienes «han servido con abnegación a la Sede Apostólica»: estas fueron las palabras del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, al intervenir el pasado 14 de junio, en la inauguración de la nueva sala de la Biblioteca de la Secretaría de Estado.
Junto al secretario de Estado, estuvieron presentes el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, con sor Raffaella Petrini, secretaria general, y Giuseppe Puglisi-Alibrandi, vicesecretario general, y los superiores de la propia Secretaría de Estado, encabezados por los arzobispos Edgar Peña Parra, sustituto, Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, y Luciano Russo, secretario para las Representaciones pontificias.
La sala fue restaurada y acondicionada con modernos sistemas de interacción gracias a la generosidad de la «Fundación Ernesto Bertarelli»: creada en 1998, trabaja en los campos de la conservación y las ciencias marinas.
«Estamos en la era de lo digital y de la interconexión y, por tanto, es necesario ‘estar en la red’, utilizando también las nuevas herramientas tecnológicas que nos ayudan a trabajar por la Iglesia en el mundo», dijo el cardenal Parolin, recordando a continuación la importancia que tiene para la Iglesia dar testimonio de la belleza y de la cultura, «dialogando con la particular sed de infinito que define al ser humano».
Citando palabras del Papa Francisco, el cardenal Parolin añadió a continuación: «No debemos dejar de pensar y hablar de belleza, porque el corazón humano no sólo necesita pan... también necesita cultura, aquello que toca el alma, que acerca al ser humano a su dignidad profunda» (Discurso con motivo de la exposición «Todos. La humanidad en camino», del 5 de noviembre del 2021).
La cultura, subrayó además el secretario de Estado, «vive y respira, saliendo del caparazón de la autorreferencialidad, cuando favorece el encuentro y el diálogo humano». Por ello, la Biblioteca es «un espacio de comunión y fraternidad, según aquella hermosa intuición de San Pablo VI, que decía:
«Quien entra en la Biblioteca, junto a los ‘bienes' que aquí se conservan, debe encontrar allí un espíritu de acogida, de universalidad».
Del secretario de Estado también «el recuerdo de tantos momentos de la vida cotidiana» vividos con los colegas en la sala de la Biblioteca, junto con las «visitas de los Sumos Pontífices para encontrarse con los superiores y colaboradores de la Secretaría de Estado, que con tanta dedicación han acompañado de cerca las alegrías y los trabajos del Sucesor de Pedro».
A pesar de que los locales «no albergan libros de valor puramente histórico», el cardenal Parolin se mostró sin embargo convencido de que la estructura, mejorada y modernizada, permitirá una actividad la Iglesia. El deseo, en fin, es que la Biblioteca, en su forma renovada y multimedia, contribuya a hacer crecer «esa sana curiosidad interior que nos ayuda a abrirnos a nuevos conocimientos y a elevarnos hacia el Misterio de Dios, para que nuestro servicio a la Santa Sede contribuya a la difusión de lo que es bello, noble y bueno para la humanidad de hoy».
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