Santa Sede: El mundo del trabajo necesita una economía del cuidado
L'Osservatore Romano
Que los pueblos del mundo "abracen y protejan" la importancia del trabajo digno, en el camino hacia una economía que - retomando las palabras del Papa - pueda definirse ante todo como "del cuidado". Este fue el deseo expresado ayer por monseñor Ettore Balestrero, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, en la 112ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
Las desigualdades
A nivel mundial, señaló el nuncio apostólico, es evidente "el impacto persistente y profundo de las desigualdades sociales": en África subsahariana, más del 80% de la mano de obra depende del sector informal, carente de protección social, en un contexto de extrema pobreza. Aspectos similares se observan también en Asia Meridional, América Latina y el Caribe. En muchas regiones, añadió, las mujeres siguen estando en desventaja a la hora de acceder al mercado laboral y la falta de empleo empuja a los jóvenes hacia las drogas y la delincuencia. Y también hay millones de personas que emigran en busca de trabajo o porque se ven obligadas a huir a causa de las guerras, desde Ucrania a Gaza, la violencia, el cambio climático, la persecución y la pobreza.
Las oportunidades
Pero la Santa Sede también llamó "con preocupación" la atención sobre algunos datos demográficos: con el envejecimiento de la población, "el número de trabajadores ancianos aumenta constantemente" y las bajas tasas de natalidad ponen en peligro las previsiones habituales en materia de seguridad y servicios sociales. Al mismo tiempo, en muchas de las economías menos desarrolladas, la población es joven y está creciendo, lo que hace necesarias nuevas oportunidades de empleo. El impacto creciente de las nuevas tecnologías y el riesgo -ya enunciado por el Pontífice- "de una ventaja desproporcionada para unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos" también forman parte de este panorama. El llamamiento final fue, pues, en favor de una justicia social que sigue siendo "esencial" hoy, en un contexto en el que el valor de la persona se ve seriamente amenazado por meros criterios de utilidad.
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