Peña Parra: Todo obispo es evangelizador, anuncia a Dios en un mundo distraído
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
«Lleva la palabra de Dios a un mundo distraído, especialmente a los jóvenes, cuyos corazones arden de esperanza», recordando que todo obispo “es para su pueblo ante todo un Evangelizador”, siempre en la certeza de las oraciones y el apoyo de todos. Es un deseo lleno de afecto y gratitud para quien ha realizado un servicio en el signo de la «obediencia», la «humildad» y la «competencia», el que Mons. Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, hace a Mons. José-Luis Serrano Pentinat, su secretario personal nombrado por el Papa obispo coadjutor de Urgell, en España.
Servicio diplomático en el mundo
Peña Parra ha presidido esta mañana, 21 de septiembre, la celebración de la ordenación episcopal en la catedral de Santa Maria a La Seu de Urgell, abarrotada de familiares, amigos de monseñor Serrano y también de una nutrida delegación de la Secretaría de Estado, que ha acudido a renovar el aprecio y la cercanía al prelado, que ha trabajado allí unos cinco años tras su servicio diplomático en Mozambique, Nicaragua y Brasil. Tierras donde, señaló el sustituto en su homilía, «conoció el fervor de la evangelización y la preocupación de la Iglesia por la justicia social» y «aprendió cuán fiel es la palabra dada por el Señor, que nos sostiene en cada desafío».
Vocación desde la juventud
Tantas han sido las tareas afrontadas por Monseñor Serrano a lo largo de los años, «no sin sacrificio», dijo Peña Parra, pero siempre «con generosidad y entrega» y sobre todo con la certeza de una fuerte «vocación» aceptada desde su juventud en Tivissa y continuada durante sus años de formación en el seminario, como estudiante de teología en Roma, luego en su servicio como párroco y profesor en el seminario diocesano. «Esta vocación, siempre la misma y siempre nueva, la llevó a escuchar y seguir a Cristo en el servicio diplomático de la Santa Sede: un seguimiento cada vez más exigente y apasionante, que amplió los horizontes de su misión sacerdotal desde España a Italia, y luego por todo el mundo», afirmó Monseñor Peña Parra.
Obispo evangelizador
Ahora, la nueva misión en Urgel a requerimiento del Papa y, hoy, la ordenación como obispo y sucesor de los Apóstoles en la festividad de San Mateo, el Apóstol Evangelista. Una coincidencia «providencial», según Peña Parra: «Estáis llamados a ser como él; un hombre santo, un fiel sucesor de los Apóstoles y un apasionado testigo de la Buena Noticia, que es el Evangelio de Jesús. En efecto, ¡todo obispo es ante todo un Evangelizador para su pueblo!».
Vida nueva
El Sustituto Peña Parra recordó las palabras de los obispos reunidos en el Concilio Vaticano II para recordar al nuevo prelado la meta y el objetivo hacia el que camina su encargo: Cristo, «el hombre perfecto», el Resucitado. «Quien sigue a Cristo, el hombre perfecto, se hace también más hombre», decían los Padres conciliares. «El Señor -añadió el arzobispo- ilumina la esperanza de la vocación: llama a los que no lo esperan, a los que no tienen méritos. Y su palabra es palabra de salvación, que da vida nueva».
Así lo demuestra la historia del apóstol Mateo, un publicano, un pecador, «un siervo vitalicio del poder y del dinero» que, tras la llamada de Jesús -una sola palabra, «sígueme»-, encuentra «libertad y fuerza». Y Mateo responde «sí». «Querido don José Luis, ¡haz tú lo mismo! En el Evangelio se cuenta la verdad de nuestra vida: tu vida cuenta la verdad del Evangelio», exhortó monseñor Peña Parra. La llamada de Jesús, añadió, «sorprende y renueva la vida: nos salva del aburrimiento, de la indiferencia, de la falta de sentido, ¡del gran mal del corazón!»
Echar las redes en el mar revuelto de este tiempo
«Duc in Altum» era el deseo del arzobispo Peña Parra. Una expresión de la que se hizo eco Juan Pablo II en sus últimos años. «Duc in altum», te dice el Señor en esta hora a ti, querido hermano y amigo. Has sido llamado para tareas que conciernen a la Iglesia universal. Estás llamado a echar la red del Evangelio en el mar agitado de este tiempo...».
Llevar la Palabra de Dios a los jóvenes
De ahí el mandato de ser «hermano de los obispos», empezando por el arzobispo Joan Enric, «consejero, maestro, ejemplo, para los presbíteros», «pastor para los fieles, amigo de los pobres, consuelo para los que sufren», así como «testigo de la justicia y de la verdad para todos los hombres». Una misión «sublime» que hay que alimentar con la oración: «Habéis aprendido a reconocer la voz de Cristo: llevad su palabra a un mundo distraído, especialmente a los jóvenes, cuyos corazones arden de esperanza. Las cenizas del egoísmo y de la vanidad no han apagado este fuego».
Apoyo y oración
Sin ansiedad, sin miedo: «El Señor elige instrumentos inadecuados, para que aparezca claramente que este poder viene de Él, no de nosotros», concluyó Peña Parra. «Que vuestro nuevo ministerio sea vivido, por tanto, con serenidad de espíritu y firme confianza... Os aseguramos no sólo nuestra gratitud y estima fraterna, sino sobre todo nuestra intensa oración».
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