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Angelini: El arte sinodal del silencio, a la escucha de Dios

En el segundo día del retiro espiritual para los participantes en el Sínodo, la religiosa benedictina reflexionó sobre el valor del silencio como alabanza al Señor. Un verdadero «arte sinodal» que permite liberarse de la impaciencia, el activismo y los lamentos para escuchar la palabra de Dios

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

«Si amas la verdad, sé amante del silencio»: un verso de Isaac el Sirio ha guiado la meditación de la madre María Ignacia Angelini esta mañana, 1° de octubre, en el segundo día de retiro espiritual de los miembros, delegados fraternos e invitados especiales a la segunda sesión de la XVI Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos.

TEXTO INTEGRAL DE LA SEGUNDA MEDITACIÓN DE SOR MARÍA IGNAZIA ANGELINI

El silencio de Dios, dimensión constitutiva de la palabra humana

Ante los presentes en el Aula Nueva del Sínodo, la monja benedictina del monasterio de Viboldone, Italia, expuso el tema del silencio como alabanza a Dios. «En la raíz de toda oración, de toda 'obra de Dios' – dijo – vibra el Soplo silencioso de Dios. Se trata de percibirlo», porque, como afirmaba Ignacio de Antioquía, «el Señor es conocido en su ‘silencio’, en ese “hueco” que representa “la dimensión constitutiva de la palabra humana».

Un momento del Sínodo
Un momento del Sínodo

El valor de las pausas sinodales

El silencio como «la alabanza más alta, donde sólo se puede admirar la obra de Dios – continuó diciendo la madre Angelini – es también lo que nos sitúa en la celebración penitencial y nos impulsa también a valorar todo el peso de las pausas de silencio introducidas en los diálogos sinodales».

Tales momentos, de hecho, no deben entenderse como «una distracción», sino más bien como «una escucha atónita de lo que nunca se ha oído», un silencio que da valor y sustancia a los intercambios entre los participantes en la Asamblea.

La «esclerosis» del corazón humano

En la cotidianidad de nuestras palabras, prosiguió la monja benedictina, se esconden de hecho «tantos silencios hipócritas» que no permiten al corazón del hombre – «esclerotizado por ansiedades y frustraciones», pero anhelante de «plenitud de vida» – encontrar aliento y armonía con el silencio de Dios.

 

Escuchar el grito de los pobres y de la Creación

La dificultad de vivir el silencio se encuentra también en el camino sinodal, volvió a señalar la madre Angelini, porque cuando estamos inmersos «en el énfasis de nuestros conceptos» no tenemos tiempo ni ganas de dedicarnos al silencio. Éste «nos asusta» porque nos deja sumergidos en una «vorágine de pensamientos» en la que luchan los recuerdos del pasado, el aburrimiento del presente y la angustia del futuro.

Por el contrario, el silencio que alaba a Dios, «raíz de todo diálogo constructivo, de todo camino sinodal», es ese precioso principio de quien «sabe quitarse del escenario y vivir una especie de soledad fecunda y abierta a la alteridad, a la escucha de la palabra de Dios, del grito de los pobres y de los gemidos de la creación».

Un verdadero y auténtico «ritmo de diálogo sinodal», continuó la madre Angelini, y destacó que el silencio es, de hecho, «una lucha contra la banalidad, una búsqueda de la verdad y una acogida del misterio escondido en cada persona».

Conversión y camino de la Iglesia

Es por tanto en esta dimensión, reiteró la religiosa, en la que se inscriben los trabajos de la Asamblea sinodal, «enmarcada en un momento crucial de la historia y de la Iglesia». En un «silencio de conversión», el camino de la Asamblea debe estar marcado por el estilo del Evangelio que «caminando se abre camino, a través de los obstáculos».

 

Liberar nuestra mirada del activismo y de la impaciencia

Como hace Jesús: en el pasaje del Evangelio proclamado esta mañana, se dirige a Jerusalén, pero se detiene en una aldea de samaritanos y es rechazado. Ante las protestas de los discípulos, los reprende y se pone en camino hacia otra aldea.

Este es, pues, «el arte sinodal del Señor ofrecido a la asamblea –concluyó la madre Angelini – para liberar nuestra mirada de toda impaciencia y activismo empresarial, de pretensiones, de resentimientos y lamentos. De muchas palabras. Acoger la pasión del deseo que silenciosamente atrae hacia el cumplimiento de la voluntad del Padre».

El programa del retiro espiritual

Tras la reflexión de la monja benedictina, el retiro espiritual continúa con las meditaciones confiadas al padre dominico Timothy Radcliffe. Por la tarde, a las 16.00 horas, en el Aula Pablo VI,  seguirán los grupos de intercambio según el método de la «conversación en el Espíritu», mientras que a las 18.00 horas, en la Basílica de San Pedro, está prevista una vigilia penitencial en presencia del Papa Francisco.

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01 octubre 2024, 14:45