Su Beatitud, Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kyiv-Halych Su Beatitud, Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kyiv-Halych 

Jornada de Oración por la Paz, Shevchuk: "Mover del Espíritu, a través del Papa".

El arzobispo mayor de Kyiv-Halyč, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana, en el Vaticano para asistir al Sínodo, habla a Vatican News sobre las dos iniciativas de oración por la paz mundial anunciadas por Francisco, a quien llama «protagonista de la paz», mientras el mundo permanece «espectador de las tragedias de las guerras». Y pide al pueblo ucraniano que se una, el 7 de octubre, «al ayuno, a la penitencia y a la oración por la paz, en Ucrania, en Israel, en Líbano y en todo el mundo.

Taras Kotsur - Ciudad del Vaticano

«Una sorpresa, un movimiento del Espíritu Santo, a través de la persona del Papa». Así define, en una entrevista concedida a los medios vaticanos, el arzobispo mayor de Kyiv-Halyč, Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, en el Vaticano para participar en la segunda sesión del Sínodo sobre la sinodalidad, las dos iniciativas de oración por la paz, anunciadas el miércoles por el Papa Francisco al final de la homilía de la Мisa de apertura de la Asamblea sinodal. La peregrinación que realizará mañana, domingo 6 de octubre, a la basílica romana de Santa María la Mayor para rezar el Rosario por la paz en el mundo y la jornada de oración y ayuno, con la misma intención, convocada para el día siguiente, 7 de octubre, primer aniversario del atentado terrorista de Hamás contra Israel, que desencadenó la guerra en Oriente Medio. Francisco recordó que en este tiempo sinodal la Iglesia está en discernimiento, pensando en el mundo desgarrado por las guerras y el sufrimiento. Como verdadera «protagonista de la paz» y no «espectadora de las tragedias de las guerras», como lo es «el mundo entero», para el arzobispo ucraniano.

Beatitud, usted que viene de un país, Ucrania, que sufre desde hace más de dos años y medio a causa de una horrible guerra, ¿cómo ha acogido este anuncio y qué siente decir como representante de esa Iglesia y de ese pueblo?

En realidad, sentimos un movimiento espontáneo del Espíritu Santo, a través de la persona del Papa y de su iniciativa. El Santo Padre, como siempre, nos sorprende con su apertura a estas mociones del Espíritu Santo. Obviamente, todos estamos muy preocupados por lo que está sucediendo especialmente en Oriente Medio: estos ataques en Beirut, en el sur del Líbano y luego también el ataque masivo con misiles de Irán contra Israel. Pero el Papa Francisco siempre ve el mundo de una manera integral, no sólo ve los conflictos locales en diferentes partes del mundo, porque como un padre se preocupa por todos, como él dice: «Todos, todos». Y verdaderamente, en Ucrania hemos sentido que también nosotros estamos en el corazón del Padre: rezando y pidiéndonos que recemos por la paz en el mundo, el Santo Padre reza también por la atormentada Ucrania. Así pues, esta sorpresa del Espíritu se ha hecho sentir profundamente en el corazón del pueblo ucraniano. Porque ya es el tercer año que vivimos en el contexto de esta horrible guerra que el Papa calificó de «sacrílega», y de «blasfema». Hoy, como decía san Pablo, nos hemos convertido en un espectáculo para el mundo: el mundo entero mira la tragedia de Ucrania y no sabe qué hacer con ella. De la misma manera, a menudo mira otras tragedias de guerra, en otros países del mundo, como un espectáculo.

En cambio, escuchamos que el Pontífice no es espectador de esta tragedia de la guerra o de las guerras, sino que es protagonista de la paz, y por eso es el primero en rezar. El domingo, por supuesto, todos los que participamos en el Sínodo acompañaremos al Santo Padre a la Basílica Santa María la Mayor, y junto con él rezaremos el Rosario a la Virgen María ante el antiguo icono de la Salus Populi Romani para implorar la paz en el mundo, pero también la paz en Ucrania. Yo también hago un llamamiento al pueblo ucraniano, a nuestra Iglesia en todo el mundo, para que dediquen la jornada del lunes 7 de octubre al ayuno, la penitencia y la oración por la paz, en Ucrania, en Israel, en el Líbano y en todo el mundo. En Ucrania tenemos iniciativas continuas de oración, con grupos de personas que se turnan para rezar incesantemente 24 horas al día, siete días a la semana. Obviamente, tener al Santo Padre como el primero entre nosotros rezando por la paz en Ucrania y en el mundo, realmente nos consuela. Podemos ver que el Santo Padre está con nosotros, rezando junto con la gente que sufre.

Usted está lejos de Ucrania, pero su corazón, seguramente, está en su catedral, junto a su pueblo que sufre. ¿Puede decirnos ya si hay en el programa algún acto especial en Ucrania relacionado con esta jornada de oración?

Nos estamos organizando. Por supuesto, como he dicho antes, la oración por la paz en Ucrania no cesa. De hecho, el lunes es el día de la semana de oración y ayuno por el fin de la guerra y por la paz en Ucrania, que se ha convocado especialmente en la Archieparquía de Kiev y en todos los exarcados del centro y sureste de Ucrania. Todas las eparquías y exarquías de nuestra Iglesia han dividido los días de la semana para el ayuno y la oración. Así, todos los lunes en Kiev rezamos, ayunamos por la paz en el mundo y, ciertamente, este lunes lo haremos junto con el Papa. Hago un llamamiento a todos los hijos e hijas de nuestra Iglesia en Ucrania, incluso en el extranjero, para que se unan a esta jornada de oración y ayuno convocada por el Santo Padre para implorar el fin de estos conflictos, el fin de la guerra en Ucrania, para implorar la paz para nuestro país, para nuestro pueblo y para el mundo entero.

Esta Asamblea sinodal se encuentra en su segunda sesión. Después de un año, viendo de nuevo a las personas que representan a la Iglesia en todo el mundo, incluso en los países más lejanos, ¿cuál es, en su opinión, su percepción de lo que Ucrania está viviendo hoy?

Al estilo del Papa Francisco, puedo describir esta fraternidad universal con Ucrania en tres palabras: solidaridad, oración, pero también un fuerte compromiso para poner fin a esta guerra que el agresor ruso está librando en Ucrania. Es bueno volver a vernos después de un año, es bueno recordar los otros encuentros. Nos reconocimos, muchos se acercaron a mí llamándome por mi nombre, y al ver a nuestro grupo de representantes de la Iglesia greco-católica ucraniana, todos mostraron una gran solidaridad con gestos, con palabras, incluso con diversas iniciativas. Por ejemplo también invitándome a mí personalmente y a nuestros obispos a participar en las asambleas plenarias de las Conferencias Episcopales de varios países, precisamente para escuchar al pueblo ucraniano. No sólo para escuchar y permanecer indiferentes, sino para actuar, para activar proyectos de apoyo, de solidaridad. Y todo esto nos abre verdaderamente a la esperanza. En Ucrania no estamos desesperados, porque somos un pueblo que vive la fe en Cristo y se siente parte de la gran familia de la Iglesia católica. Esto nos consuela y nos da esperanza de que gracias a la ayuda divina, a la intervención de Dios que es la fuente primera de la paz, y también gracias a la solidaridad católica universal de la Iglesia de Cristo, podremos sobrevivir hasta que llegue esa paz.

 

 

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05 octubre 2024, 13:06