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MADRE CATALINA MADRE CATALINA 

“Hijas mías os recomiendo la paz, la obediencia y la santa caridad”

La Madre Catalina, hizo fructificar al máximo los numerosos talentos humanos y espirituales que recibió de Dios, y lo hizo manteniendo siempre una actitud modesta y humilde. "Para ella, una monja soberbia era una monstruosidad", dijo el Cardenal Amato.

De Griselda Mutual

Informe

Con gran alegría la ciudad de Córdoba recibió al enviado de Su Santidad, S.E. el Cardenal Angelo Amato, quien llegara a la ciudad argentina para presidir, en el sábado 25 de noviembre en medio de un clima de júbilo y de recogimiento, la ceremonia de beatificación de la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, primer Instituto religioso femenino de vida apostólica en el país. 

Tras la beatificación el sábado 25, fue celebrada el domingo 26 en la Catedral de la Ciudad la Santa Misa de Acción de Gracias, presidida por el Arzobispo de la ciudad Monseñor Carlos Ñañez, mientras que el momento culmen con el que concluirán los tres días de celebraciones será la Santa Misa con la entronización de la Imagen de la Beata en el Altar de la Capilla del Barrio General Paz, donde se encuentra la casa madre de la Congregación, en el día que ha sido instituido como memoria de la Beata Madre Catalina de María Rodríguez, es decir, este 27 de noviembre, día de su natalicio.

La Beata Catalina de María Rodríguez, en el siglo Josefina Saturnina Rodríguez de Zavalía, nació en la ciudad de Córdoba el 27 de noviembre de 1823. Su familia tuvo gran protagonismo político, social y religioso. Laica, esposa, madre y religiosa, vivió siempre en presencia de Dios, "el corazón de Jesús fue el amo de su vida", haciéndose desde siempre, esclava del corazón de Jesús.

El Cardenal Angelo amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, se refirió a ella con estas palabras durante la homilía de beatificación: "La beata Catalina, - dijo - al encontrarse con el Señor Jesús, le dio una doble respuesta: convertirse en una esposa ejemplar, y luego, al enviudar, coronar su sueño juvenil de consagración total a Dios, fundando la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Dio vida a una Congregación femenina de vida activa, dedicada a la evangelización de la mujer, adulta y pequeña, y sobre todo pobre". La Madre Catalina, añadió el enviado del Papa, "es una figura de extraordinaria relevancia eclesial y social". "Como ha señalado el arzobispo Carlos Ñáñez, la patria – y nosotros añadimos, la Iglesia - se construye con mujeres como la Beata Catalina de María y con hombres como San Gabriel Brochero".

La Madre Catalina, prosiguió el Cardenal Amato, "hizo fructificar al máximo los numerosos talentos humanos y espirituales que recibió de Dios", y lo hizo manteniendo siempre una actitud modesta y humilde. "Para ella, una monja soberbia era una monstruosidad", añadió. "El padre jesuita José Bustamante, gran benefactor espiritual de la congregación, un día echó en cara la Madre sus muchos defectos. La Madre Catalina recibió este reproche con dulzura e incluso con alegría, hasta el punto que dicho padre solía repetir «No conozco una persona más humilde que la Madre Catalina».

Es así como - tales cuales fueran las palabras del Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos -  la Beata Madre Catalina, "mujer generosa y humilde, llena de fe y de claridad", nos invita a todos, y en primer lugar, a sus hijas espirituales,"a encontrarnos con el Señor Jesucristo" en el gozo y en la esperanza, teniendo -añadimos- siempre en el corazón y la mente sus palabras: “Hijas mías os recomiendo la paz, la obediencia y la santa caridad”.

El Santo Padre Francisco recordó asimismo la beatificación de la Madre Catalina este domingo a la hora del Ángelus:

«Ayer, en Córdoba en Argentina, fue proclamada beata la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, el  primer instituto religioso femenino de vida apostólica en Argentina. Vivida en el siglo XIX, Catalina,  primero estuvo casada y después, cuando se quedó viuda, se consagró a Dios, y se dedicó al cuidado  espiritual y material de las mujeres más pobres y vulnerables. Alabemos al Señor por esta mujer apasionada del Corazón de Jesús y de  la humanidad».

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27 noviembre 2017, 11:09