P. Fornos: La diversidad religiosa abra caminos de paz
Asia, verdadero desafío para la Iglesia
Todos hemos escuchado hablar del viaje del Papa Francisco en el sur asiático, en Myanmar y Bangladés, a finales de noviembre. Asia es un verdadero desafío para la Iglesia, para su testimonio del Evangelio. Como resaltó el Papa “en el variado mundo cultural de Asia la Iglesia afronta muchos riesgos y su tarea resulta aún más difícil por el hecho de que constituye una minoría”. Estos riesgos, estos retos, como dice en El Video del Papa, “son compartidos con otras tradiciones religiosas minoritarias a las que nos une un deseo de sabiduría, verdad y santidad”.
Asia es, en efecto, un continente inmenso con muchísimas culturas y tradiciones religiosas, profundas filosofías y sabidurías. Un continente con una innumerable cantidad de minorías religiosas: jainismo, sijismo, taoísmo, zoroastrismo, entre otras. Muchas de ellas conviven con el budismo o el hinduismo. En algunos países de Asia el Islam y el cristianismo son también numerosos y a veces mayoritarios (como hemos visto con el Islam en Bangladés), pero en general forman una minoría religiosa. Es increíble ver tantas creencias, búsquedas y convicciones. ¡El ser humano tiene tanta sed! El problema es cuando una tradición religiosa o filosófica, en vez de abrir un camino de vida y de libertad, fomenta división, odio y violencia.
La libertad religiosa es un derecho fundamental
Por eso, en su encuentro interreligioso y ecuménico en Daca (Bangladés) el Santo Padre reafirmó el derecho fundamental a la libertad religiosa, invitando a la «apertura del corazón», que es condición para una cultura del encuentro: «Queridos amigos, os agradezco los esfuerzos que realizáis para promover la cultura del encuentro, y os ruego que, demostrando el compromiso común de los seguidores de las religiones por discernir el bien y ponerlo en práctica, ayudemos a todos los creyentes a crecer en la sabiduría y en la santidad, y a cooperar para construir un mundo cada vez más humano, unido y pacífico».
El derecho al respeto de la libertad religiosa el Santo Padre lo pide para todas las minorías religiosas, no solo los cristianos. Como lo explica en El Video del Papa: “Cuando pensamos en los que son perseguidos por su religión, vamos más allá de las distinciones de rito o de confesión: nos ponemos del lado de los hombres y mujeres que luchan por no renunciar a su identidad religiosa.”
La diferencia es una riqueza
En su encuentro con los líderes religiosos de Myanmar el Papa, en el contexto de la crisis de los rohingya, la minoría musulmana sufriendo persecución, reafirmó que en un mundo que tiende a la uniformidad la diferencia es una riqueza: “Somos todos diferentes y cada confesión tiene sus riquezas, sus tradiciones, sus riquezas para dar, para compartir. Y esto solamente puede ser si se vive en paz. Y la paz se construye en el coro de las diferencias. La unidad siempre se da con las diferencias.” Dios ama la diversidad.
El ejemplo concreto del Papa
La invitación del Papa Francisco a perseverar en el respeto de la libertad religiosa no es únicamente palabras, es su propia actitud de cercanía y respeto hacia todos. Sus gestos hablan. En ese mes de noviembre Francisco vivió lo que pidió a todos los cristianos católicos, en su intención de oración: “que, dando testimonio del Evangelio con sus palabras y obras, favorezcan el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religiones”.
Recemos pues: “Para que, en los países asiáticos, los cristianos, como también las otras minorías religiosas, puedan vivir su fe con toda libertad”. La oración, en nuestra relación personal al Señor, tiene una verdadera fecundidad para el mundo. Además la verdadera oración, nos abre al mundo, a los demás. No son únicamente palabras, es compromiso. Su intención de oración es una invitación a vivir, es una misión que nos confía.
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