Encontraron la valentía para quitarse la máscara y abrirse a la gracia, dijo el Papa
En la catequesis del 3 de enero, que el Papa dedicó al “acto penitencial” de la misa y en la que explicó que debemos entrar en nuestro interior para examinar la conciencia y así participar dignamente de los misterios sagrados, recordó también los ejemplos luminosos de penitentes cristianos que nos ofrece la Sagrada Escritura, como el rey David, san Pedro, Zaqueo, o la mujer samaritana, quienes, volviendo en sí tras haber cometido el pecado, encontraron la valentía para quitarse la máscara y abrirse a la gracia que renueva el corazón, es decir, a la gracia de Dios: medirse con la fragilidad del barro con el que somos moldeados –reflexionó-, es una experiencia que nos fortalece, porque a la vez que nos ocupamos de nuestra debilidad, abre nuestro corazón para invocar la misericordia divina que transforma y convierte.
En su saludo a los peregrinos en lengua española el Papa pidió: “Que puedan contemplar el abrazo de amor y ternura del Señor en sus vidas”. Invitó a todos a una renovación interior siguiendo el ejemplo de tantos personajes de la Sagrada Escritura, quienes, a pesar de haber ofendido a Dios, fueron capaces de pedirle perdón con humildad y sinceridad, y pudieron experimentar su misericordia que transforma y da la alegría verdadera.
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