El Cardenal Parolin firma el prólogo del libro del Padre Fortunato
“Un hombre sencillo que ha marcado la historia”. Así describe a San Francisco el Secretario de Estado Vaticano en el prefacio del libro del Padre Enzo Fortunato titulado “Francisco, el rebelde”, de la editorial Mondadori.
Una lectura eclesial de Francisco
La sencillez evangélica del pequeño Francisco ha cambiado el mundo porque partió “de los pequeños, de los pobres y de los descartados”. Es el concepto clave de la reflexión que hace el Purpurado que cita diversos episodios de la vida del Santo para recordar su actualidad. Así por ejemplo, citando la transformación del corazón de los bandidos de Montecasale, el Cardenal Parolin pone de manifiesto el amor del fraile de Asís por los hermanos, incluso por los que eran considerados enemigos, “porque también el enemigo – escribe – es un hombre, y el bien puede vencer el mal”. “¿Por qué escribir otro perfil biográfico de Francisco de Asís?”, se pregunta el Cardenal. Y como respuesta ofrece la “lectura eclesial del Santo” que hace el Padre Enzo Fortunato, porque la Iglesia desde siempre se mide con su herencia.
Un rebelde obediente
“Mientras la Iglesia trata cada día de realizar ese camino en salida que le pide el Papa Francisco – evidencia el del Secretario de Estado Vaticano – el Padre Fortunato ha comprendido que era necesario explicar, de alguna manera, el secreto de Francisco, es decir, la razón por la cual un hombre sencillo, que vivió hace ocho siglos, es la mejor encarnación del cristianismo como se va configurando en este inicio del Tercer Milenio”. Y añade que el frailecito es, en efecto, un rebelde obediente y siempre libre, promotor de “una cultura inspirada en el Evangelio, capaz de dialogar con todos”.
En las páginas del libro el proyecto evangélico del Papa
Recordando que Asís es “un santuario especial” porque allí se va para encontrar al hombre que ha vivido el Evangelio, el Cardenal Parolin subraya que el atractivo de Francisco reside en la humanidad de un hombre dócil. “Los dóciles – escribe – no conquistan la tierra, no se apoderan de ella con la violencia o con la fuerza, sino que, sencillamente, la reciben como una herencia, como un don”. Este es el secreto en el que “no se puede dejar de leer en contraluz – evidencia el purpurado – el proyecto evangélico que el Papa Francisco está llevando adelante para toda la Iglesia. Una Iglesia no encerrada en sus instituciones, sino pobre y abierta al encuentro, capaz de proponer el Evangelio con la palabra y con la vida”. De manera que se trata de un libro que “tiene el mérito de hacernos entrever el rostro del cristianismo de las próximas generaciones”.
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