Card. Dziwisz: San Juan Pablo II nos sigue guiando y alentando
Ciudad del Vaticano
«Han pasado 13 años desde el día en que falleció ese Santo Pastor que no cesa de hablarnos, de inspirarnos, de guiarnos y de darnos ánimo», dijo el Card. Stanisław Dziwisz, en la solemne liturgia, celebrada el 2 de abril, en el Santuario de San Juan Pablo II, en Cracovia.
El Libro de la vida de Juan Pablo II
El purpurado Arzobispo de Cracovia - que fue secretario particular de Karol Wojtyła - se dirigió a los numerosos fieles que participaron en la celebración, invitando a meditar sobre qué podemos leer en el Libro de la vida de Juan Pablo II, que se cerró el 2 de abril de 2005, pero permanece abierto para la Iglesia y para el mundo, sobre todo con la beatificación y sucesiva canonización del Papa polaco.
El Rostro de Jesús
El Card. Dziwisz destacó que Dios fue siempre el centro de la existencia de Juan Pablo II, que construyó su vida, como sobre una roca contemplando el Rostro de Jesucristo.
El Libro de la vida del pontífice santo nos muestra asimismo su actitud en relación con el hombre, todo hombre, rescatado con la sangre del Salvador. «Fue una actitud de servicio y de atención», recordó el cardenal:
«Juan Pablo II estaba convencido de que el hombre es el verdadero camino de la Iglesia y por lo tanto alentaba sin cesar a la Iglesia a servirlo; promovía el cuidado de toda vida concebida e indefensa; impulsaba la pastoral de los jóvenes y de las familias, el cuidado de los enfermos, de las personas discapacitadas y de los ancianos».
La Iglesia al servicio de la familia humana
En el Libro de la vida de Juan Pablo II podemos ver también su gran amor a la Iglesia, recordó asimismo el Card. Dziwisz: «Su amor a una Iglesia no ideal, que no existe, sino a una Iglesia de hombres frágiles y pecadores, hombres en la senda de la conversión por los caminos indicados por los Evangelios.
Con sabiduría y paciencia guió a la gran comunidad eclesial tan diversificada en todo el mundo, para que, hablando en diversas lenguas exprese la misma fe, en el contexto de culturas y tradiciones diversas.
En su corazón de Pastor había lugar para todos
Juan Pablo II introdujo a la Iglesia en el tercer milenio de la fe cristiana y nos alentó con el fin de que, mirando el Rostro de Jesucristo, único Salvador del mundo, navegáramos mar adentro en la fe, en la esperanza y en el amor, volviéndose levadura en nuestro mundo tan inquieto».
Sentido de responsabilidad por la paz entre los pueblos y diálogo
«En el Libro de la vida de Juan Pablo II podemos leer también su sentido de responsabilidad por el destino del mundo, puesto que con realismo veía el bien y el mal en el mundo. No se le escapaban los egoísmos, ni las tensiones y conflictos. Sin embargo, intentaba dialogar con todos, y, en primer lugar, con los responsables del destino de los pueblos. Acogía a los líderes de las grandes religiones del mundo invitándolos a rezar por la paz. No se puede dudar de que Juan Pablo II haya contribuido significativamente a la liberación de los pueblos de la Europa centro-oriental del yugo del sistema totalitario».
Al concluir, el Card. Stanisław Dziwisz agradeció al Señor por el «Santo Pastor que fue un don para la Iglesia y para el mundo, y un don para todos y cada uno: leyendo el Libro de la vida de San Juan Pablo II deberíamos inspirarnos en su anhelo de hacer de sí mismo un don para los demás, y en definitiva a Dios, realizado hasta el fondo. Que Cristo Resucitado nos dé la fuerza de anunciar la alegría del Evangelio a todos aquellos que encontramos por los caminos de la vida».
San Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, a las 21.37 – siendo ya Solemnidad de la Divina Misericordia. En sus más de 26 años de pontificado realizó 102 peregrinaciones internacionales y 142 en Italia. Publicó 14 Cartas Encíclicas, 14 Exhortaciones Apostólicas, 11 Constituciones y 42 Cartas Apostólicas.
Antes de su elección como Sucesor de Pedro, durante 20 años formó parte de la Conferencia Episcopal Polaca, primero como Obispo auxiliar de Cracovia (1058-1964), y sucesivamente como Arzobispo Metropolitano de Cracovia (1964-1978). En 1967 fue nombrado cardenal. Durante los años de su servicio pastoral en Polonia, desarrolló, entre otros, el cargo de sustituto del presidente de la Conferencia Episcopal (1969-1978).
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