Nota Eclesial: La Eucaristía el “alimento del alma”
Pbro. Johan Pacheco - Venezuela
En el sacramento Eucarístico los cristianos encontramos la fuente de la verdadera vida, es el encuentro con Jesús que se ofrece en su Cuerpo y Sangre para alimentarnos espiritualmente, fortaleciéndonos para afrontar con la fuerza de Dios los males de este mundo.
La Eucaristía “es un alimento que restaura y nutre verdaderamente, sacia en sumo grado no el cuerpo, sino el corazón; no la carne, sino el espíritu; no las vísceras, sino el alma. El hombre tenía necesidad de un alimento espiritual, y el Salvador misericordioso proveyó, con piadosa atención, al alimento del alma con el manjar mejor y más noble”, expresaba el Papa Urbano IV en la bula con la que instituyó la celebración del Corpus Christi en 1264.
Alimento espiritual que en cada celebración de la Misa nos permite vivir piadosamente la Nueva Alianza que Cristo instauró para darnos la salvación. Pues, “Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo». Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos». (Marcos 14, 22-24)
El Cuerpo y la Sangre de Cristo que adoramos y consumimos nos unen de manera íntima con Él, para hacernos partícipes de su amor infinito, por lo cual esta participación en Él, también compromete a encontrarnos con el prójimo a quien dirigió sus palabras y acciones, consoló y compartió el pan.
La Eucaristía que actualiza la Alianza da fuerza en la debilidad: “no es un premio para los buenos, sino la fuerza para los débiles, para los pecadores, es el perdón, el viático que nos ayuda a andar, a caminar” (Francisco, Homilía del Corpus Christi 2015).
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