La pena de muerte no es una respuesta ante quien comete delito
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
En 1998, la Comunidad inició una campaña internacional de recolección de firmas a favor de una moratoria universal de la pena de muerte, destinada a la Organización de las Naciones Unidas. Después de recoger más de cinco millones de firmas, el 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución para una moratoria internacional, que se extendería con otras posteriores. La resolución del Parlamento Europeo del 7 de octubre de 2010 sobre el Día Mundial contra la Pena de Muerte alentó la actividad de organizaciones que propugnan la abolición de la pena de muerte, como Sant'Egidio.
La abolición de la pena de muerte
El Parlamento Europeo alienta además las actividades de las organizaciones no gubernamentales que trabajan en favor de la abolición de la pena de muerte, incluidas Hands Off Cain, Amnistía Internacional, Reforma Penal Internacional, la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte y la Federación Internacional de Helsinki para los derechos Humanos, Sant'Egidio y Reprieve; además acoge favorablemente y respalda las recomendaciones sobre los instrumentos de la UE en la lucha contra la pena capital formuladas en el 12° Foro UE-ONG sobre Derechos Humanos.
El Catecismo cambia artículo sobre pena de muerte
El Papa Francisco ha aprobado con un Rescrito la nueva redacción del artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte
El nuevo texto del artículo sobre la pena de muerte es el siguiente:
“Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.
Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.
Por tanto, la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona», y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo”.
El padre Fernando Escobar de la Comunidad de San Egidio, explica la acción de la comunidad contra la pena de muerte, y el cambio en el Catecismo de la Iglesia Católica.
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