Mons. Romero y Pablo VI: dos figuras que nos acompañan

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Monseñor Romero visitó Roma en junio 1978 para participar del 15 aniversario de la elección pontificia del Papa Pablo VI. Este encuentro confirmó a Monseñor Romero en su tarea pastoral. A Su regreso el 2 de julio 1978 en la homilía dedicó varios pensamientos al Papa Pablo VI.

En un momento de su homilía expresó la alegría de no estar solo, de que con él, estaban todos sus queridos sacerdotes, las comunidades religiosas, parroquiales, de base y todos aquellos que sienten la bellísima unidad de esta Iglesia.

“Por eso al regresar, hermanos, yo les agradezco que aquel espectáculo internacional de Roma, convertido aquí en un ambiente íntimo de familia, es siempre el mismo palpitar, la misma Iglesia. Cuando yo veía circular junto a la tumba de San Pedro o junto a la cátedra del Papa peregrinaciones excursiones llegadas de todas partes del mundo, me parecía algo así como el torrente sanguíneo de la humanidad que pasa por el corazón para oxigenar después a toda la Iglesia. Porque eso es el Papa: ¡El corazón de la Iglesia! Y todo aquel que oxigena su sangre, su vida, su piedad en esa unidad con el Papa, es un miembro sano, vivo de esta Iglesia que estamos viviendo esta mañana en esta Catedral de San Salvador; y a través de la radio, en muchas comunidades allá lejanas, o junto a muchos enfermos, o junto a tantos seres queridos que no han podido venir, pero que siente este momento de plegaria, que juntos con su Pastor, estamos todos elevando al Señor "pro Pontífice nostro Paulo", por nuestro Pontífice Paulo, en el quince aniversario de su elección y de su coronación como Romano Pontífice”.

Esta fue una parte de su homilía ese dos de julio: