Obispo Fernández expresa su dolor ante la tagedia en el Mediterráneo
José Villanueva – Ciudad del Vaticano
El presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones de España, Monseñor Juan Antonio Menéndez Fernández, brinda un comunicado tras el reportarse la muerte de nuevas personas inmigrantes que naufragaron en las costas del mar Mediterráneo el 6 de noviembre de 2018.
Pesar por la penosa tragedia
Según el informe presentado por el Prelado, se trata de 18 inmigrantes y 17 desaparecidos que sucumbieron cerca de las costas de Melilla y Cádiz.
“Me llena de dolor y de angustia esta terrible noticia. Quiero unirme al sufrimiento de sus familiares y de sus compañeros de viaje, quienes han podido salvarse y pido al Señor de la vida y de la paz que les otorgue el descanso eterno en su Reino”.
De esta manera, el Pastor de la diócesis de Artorga, expresa su pesar por esta terrible tragedia humana y además resalta la situación desesperada por la que viven miles de personas en el norte de África, donde la mayoría son jóvenes.
“Durante este año más de quinientos inmigrantes de los cerca de cincuenta mil que se han echado a la mar, han muerto en el intento de cruzar el mar Mediterráneo hacia Europa buscando un futuro mejor para sus vidas. Este hecho pone de manifestó el fracaso de las políticas migratorias de los Estados de Europa y África por la falta de criterios comunes para abordar este fenómeno y la necesaria solidaridad entre los países”, resalta enérgicamente el Obispo Menéndez.
Exhortación a la UE
Asimismo, el presidente de la Comisión de Migraciones, demuestra una vez más su solidaridad con los migrantes y cita algunas de las palabras que el Papa Francisco mencionó en su discurso ante el Parlamento Europeo sobre la migración en Europa.
“Quiero recordar las palabras del Papa Francisco ante el Parlamento europeo en noviembre de 2014: “No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales”, finaliza.
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