Iglesia en México: Podemos terminar con la corrupción
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
El pasado domingo, 20 de enero, en el Semanario católico mexicano de formación e información “Desde la Fe”, se hizo un llamamiento a terminar con la crisis de la corrupción en esta nación. En el Editorial de este medio – que intenta inspirar a católicos y no católicos a entender y vivir mejor la fe a través de grandes contenidos – se insta a la autocrítica en todas los ámbitos sociales, desde la política hasta las empresas, pasando por la Iglesia misma y entre los ciudadanos.
“Tan sencillo como decir no. Tan complejo como tener la voluntad de decirlo. Ahí radica la diferencia entre cometer o no un acto simple de corrupción, y a partir de ahí, los límites para este cáncer no existen”. Así comienza el artículo que ha tenido cierta repercusión en diversos medios de información, en el que se lee: “Mucho hemos escuchado la palabra corrupción en los últimos años. Pero quién realmente se anima a enfrentarla. Pareciera que es más fácil hacer memes de ella en internet, criticarla en una sobremesa o retratarla en series y películas, que decir ‘no’ en el momento en que hay que decirlo”.
En el texto se recuerda que “la corrupción no se combate con el silencio”, tal como lo afirma el Santo Padre en su Video titulado: “No a la corrupción”, de febrero del año pasado, en que cada mes difunde sus Intenciones de Oración a través de la Red Mundial de Oración del Papa, para afrontar los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia.
De ahí que se destaque: “Estamos en un momento determinante para poner un alto a este mal que le ha dado severos dolores de cabeza a nuestro país y que está contaminando a las nuevas generaciones. Ahí están las imágenes de jóvenes asaltantes, sicarios, y que, desde pequeños, han olvidado la gracia de amar, de respetar y valorar el sentido de la vida”.
Y se añade que hay que hablar de la corrupción, hay que “comprenderla, para poder mostrar la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad”. Con la certeza de que “no estamos solos”; lo que conlleva una “responsabilidad”. En efecto, leemos: “Nuestras acciones tendrán una consecuencia irremediablemente, buena o mala, en los demás. Esta crisis nos llama a recordarlo y actuar en unidad. Sumarnos en una causa que no será fácil, pero que es urgente”.
“Hacemos un llamado a la autocrítica en todas las esferas sociales” – concluye el Editorial – con la seguridad de que “lo que estamos haciendo alcanzará su objetivo”. “No basta con simulaciones o acciones que sólo deriven en un beneficio personal. Esta lucha es contra la destrucción de la persona humana, como señaló el Papa, y por lo tanto requiere de compromiso y valentía. Éste es un momento de crisis, que nos exige seguir el ejemplo de Jesús de Nazaret, quien denunció la corrupción de su tiempo y dio testimonio del camino a seguir”.
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