Padre Spadaro: Francisco señala el camino de la diplomacia multilateral
Débora Donnini - Ciudad del Vaticano
El discurso del Papa Francisco al Cuerpo Diplomático contiene un fuerte llamado a la comunidad internacional para que aborde los temas de manera multilateral, es decir, que las naciones vuelvan a colaborar en el tratamiento de los desafíos globales. Esto fue confirmado en la entrevista con el Padre Antonio Spadaro, director de "La Civiltà Cattolica", con quien hablamos de algunos de los temas tratados por el Papa en su discurso de hoy:
R. - La diplomacia multilateral es un punto central del discurso del Papa al Cuerpo Diplomático también porque habla de ella al principio y al final. El problema de nuestro tiempo es precisamente el hecho de que las naciones tienden a resolver los problemas individualmente, es decir, con el surgimiento de los nacionalismos, la tentación es la de resolver los problemas nación por nación, es decir, no hablar, proponer soluciones unilaterales y esto lleva al hecho de que no se reúnen y luego tienden a abrumar a los más fuertes sobre los más débiles.
A la luz de este resurgimiento de las tendencias nacionalistas, el problema pasa a ser el de las organizaciones internacionales, que siempre han sido espacios de diálogo y encuentro entre los países, y es la única manera de llegar a la solución de los problemas que son globales.
El Papa también afirma muy claramente que la forma en que se tratan estos problemas multilateralmente también es problemática, es decir, que hay cuestiones que deben resolverse, por ejemplo, la tensión entre globalismo y localismo, es decir, entre lo que es global y lo que es local. A veces hay poco respeto por las situaciones locales y por lo tanto la gente no se siente escuchada. Por lo tanto, este es un gran mensaje de Francisco, que nos ayuda a entender cómo resolver los grandes problemas que encontramos en el mundo y el camino de la diplomacia multilateral se afirma con gran fuerza y con gran valentía.
Un punto importante en el discurso del Papa es, sin duda, aquel en el que recuerda el flagelo del abuso físico y psicológico de las mujeres. ¿Qué opinas de las pistas que le has dado al mundo femenino?
R. - Es interesante porque en su discurso Francisco se refirió a la mujer en tres ocasiones, en tres puntos diferentes, y señaló con el dedo tres situaciones muy precisas y problemáticas, es decir, habló del flagelo del abuso físico y psicológico de la mujer y, por tanto, de la necesidad de descubrir formas de relaciones justas y equilibradas, basadas en el respeto y el reconocimiento mutuo entre el hombre y la mujer, pero también se pronunció en contra de la discriminación contra las mujeres en el lugar de trabajo, un problema que está surgiendo cada vez con mayor fuerza, sobre todo porque se hace más visible, y el tercer aspecto es la importancia de poner fin a las violaciones del derecho humanitario, que a su vez causan sufrimiento especialmente a las mujeres, que a menudo se encuentran en una situación de dificultad o debilidad. En este sentido, el Papa ha querido recordar con fuerza el papel de la mujer en la sociedad, estableciendo tres grandes áreas problemáticas que deben ser abordadas y sobre las que se necesita una mayor conciencia.
Luego, el Papa se detuvo, como cada año, en las situaciones que viven muchos países del mundo, tanto en términos de guerra como de algunos destellos o signos de esperanza. ¿Hay algún otro punto que le haya llamado especialmente la atención?
R. - Me llamó la atención el hecho de que el Papa hablara de la política que construye la historia, que es una hermosa frase que de alguna manera da la vocación de la política y articula los puntos de contacto entre el trabajo de las Naciones Unidas y el de la Santa Sede. Habla de defender a los débiles, construir puentes entre los pueblos y repensar nuestro destino común. Dentro de estos tres puntos, en realidad el Papa habló del mundo, casi reconstruyó el Atlas y, en primer lugar, hizo una lista de países donde hay graves problemas, que deben ser abordados, como también, en cambio, quiso abrir ventanas a algunas situaciones, como el acuerdo histórico entre Etiopía y Eritrea....
De alguna manera quiso reconstruir los acontecimientos del año, no sólo las dinámicas vinculadas a la Santa Sede, sino en general al mundo, tratando de indicar aquellas situaciones que necesitan ser enfrentadas con mayor valentía y, al mismo tiempo, mostrar cómo, cuando existe valentía, se pueden encontrar soluciones.
En su discurso, Francisco tocó varios puntos muy calientes, por lo menos tres. Se refirió a la situación de los migrantes y los refugiados, pero la miró desde un punto de vista verdaderamente global. Otro punto muy importante al que ha vuelto y que está volviendo en gran medida es el de los abusos.
Recordó el 30º aniversario de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño y reiteró que la concienciación debe traducirse en acción. Un tercer punto importante es la relación con el planeta. Es consciente de los riesgos del calentamiento global, que no sólo son ecológicos sino también sociales, porque de hecho el deterioro de las condiciones climáticas lleva a muchas personas a emigrar. Así pues, para Francisco, la dimensión ecológica está profundamente ligada a la dimensión social.
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