Protección de Menores. La realidad en el Oriente cristiano
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
¿Cómo se afronta la protección de los menores en uno de los países de mayoría musulmana y de ley laica como lo es Turquía, donde la Iglesia católica es la minoría? Integrada por tres iglesias locales latinas y tres de rito oriental, estas últimas, caldeos armenios y sirios, la Iglesia católica convive con la iglesias orientales ortodoxas, comenzando por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, los sirios ortodoxos y los armenios ortodoxos, en “serenidad”. Esto clama un interrogativo y una respuesta, a partir de los puntos de reflexión para los obispos, entregados por el Santo Padre en el inicio del encuentro sobre la Protección de los menores. Responde el Presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, Mons. Rubén Tierrablanca González, ofm, Vicario Apostólico de Estambul.
El segundo punto de los 21 que dio el Papa para reflexionar, habla de proveerse de estructuras de escucha. ¿Cómo es la realidad en Turquía?
Como Iglesia de minoría somos pocos, tanto ministros como colaboradores pastorales. No tenemos una estructura específica, pero sí tenemos esta actitud de apertura, de encuentro, de acogida. Precisamente yo también subrayé el segundo punto que me dieron inmediatamente. Estando con el pueblo de mayoría musulmana, también ellos vienen a nuestras iglesias y eso es algo muy bueno. Podemos entrar en las mezquitas, en las iglesias. Entrar en la sinagogas es un poco más difícil por la seguridad, pero es posible.
En lo que respecta este ámbito, los musulmanes acuden pidiendo consejo. Tenemos amigos de imanes que están en las mezquitas alrededor nuestro, que incluso mandan a las personas a nosotros porque son situaciones de familia, personales o de otro tipo. El encuentro con ellos es a nivel de acogida y de escucha, en cuanto es claro que nosotros en nuestras iglesias tenemos esa apertura.
Los escándalos sobre abusos a menores no abundan en la pequeña comunidad católica en Turquía. Es más, tal como afirma el Obispo, “no hay”. Entonces, ¿cuál ha sido el sentir del obispo tras oír los testimonios de las víctimas?
Ante todo sentimos inmediatamente el sufrimiento de las víctimas, y la valentía con que la hablan para hacer ver lo que la Iglesia necesita: entrar en un camino de conversión. Personalmente he tratado de entender qué cosa es la Iglesia, es decir, - reflexiona- es Iglesia de comunión pero a partir de la conversión. Y no sólo por un problema específico como éste, sino por todo. Se habla también del clericalismo y de otros problemas que tenemos, y por eso es que tenemos que estar en constante conversión.
La palabra conversión, y la palabra reconciliación, nos llevan a buscar lo que el Papa nos dijo: la santidad. Escuchar estos testimonios nos pone a todos en proceso, y, aun cuando en nuestra realidad no hay casos de escándalos, tenemos que entrar en el camino de la prevención y de la colaboración, porque, que nosotros no tengamos casos, no quiere decir que en el mundo no los hay. Se nos habló sobre la solidaridad: si nosotros no tenemos, pero hay otra iglesia - incluso del mismo territorio del medio oriente- que tenga casos, pues, estar dispuestos a caminar juntos. Es esto en lo que se nos está ayudando en este caso: que a partir de los problemas, (que sabemos que existen ndr.) sabemos lo que necesitamos.
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