La Iglesia en China, un largo camino entre memoria y futuro

Luisa Urbani – Ciudad del Vaticano

La revista “Civiltà Cattolica” se está ocupando de China de modo constante. En los últimos treinta y seis meses se han escrito veinticinco artículos al respecto", tal como lo recordó el Padre Antonio Spadaro, durante la presentación del libro "La Iglesia en China. Un futuro para escribir". Un interés creciente que llevó al Director de esta publicación a recoger, en el volumen presentado anteayer por la tarde, una serie de importantes aportaciones sobre el tema que aparecieron en la revista de la Compañía de Jesús.

La presentación, que tuvo lugar en la sede de “La Civiltà Cattolica”, contó con la presencia del Arzobispo Claudio Maria Celli, del Padre Arturo Sosa, Prepósito General de la Compañía de Jesús y del Presidente del Consejo italiano Giuseppe Conte, ya que, como señaló el Padre Spadaro, "cada uno de ellos, con su testimonio, ayuda a centrar la atención en las relaciones con China" para ver la situación desde una perspectiva más amplia.

La reflexión sobre el tema comenzó a la luz del Acuerdo Provisional entre la República Popular China y la Santa Sede, firmado en Pekín el 22 de septiembre de 2018 y definido por el Padre Spadaro como "un momento importante de un camino iniciado".

El camino entre la memoria

Un camino que "mira hacia el futuro", como subrayó Monseñor Celli, explicando cómo "para tener un futuro que escribir en el camino de la Iglesia en China hay que ser consciente de las raíces del diálogo". Para escribir el futuro, por lo tanto, no hay que olvidar el pasado. De ahí que haya aludido a recuerdos personales, mencionando su experiencia con China durante el pontificado de San Juan Pablo II.

También afirmó que “a nivel eclesial, la Santa Sede ha seguido tres caminos: el apoyo a las comunidades eclesiales clandestinas que sufrían a causa de su fidelidad a Pedro; la búsqueda de la comunión con los Obispos ilícitos que buscaban el contacto con la Santa Sede y el apoyo a los Obispos que salieron de China por diversas razones".

El futuro

Hablando de las dificultades del camino debido a la "falta de conocimiento entre las partes", el prelado subrayó que, gracias al Acuerdo, hoy "hay elementos positivos de diálogo" entre la Santa Sede y la República Popular China, porque en ambas partes "se tiene una conciencia madura de que es el punto de partida para un diálogo más fructífero para el bien de la Iglesia en China y para todo el pueblo".

Importancia de la reconciliación y el discernimiento

El Padre Arturo Sosa también habló del futuro, incluso en lo concreto del presente, analizando otros dos conceptos considerados relevantes en el diálogo entre la Iglesia y China: la inculturación y la reconciliación.

"Es necesario aceptar lo que China representa, de lo contrario no será posible avanzar en la reconciliación", explicó el Padre Sosa, quien subrayó que "la reconciliación en el seno de la Iglesia será un proceso largo", pero que "podrá curar las heridas". Y subrayó la necesidad de "crecer en el discernimiento" porque "la Iglesia china debe cambiar mucho".

Los Papas y China: un camino de unidad progresiva

En el último siglo se ha ido por un camino fatigoso pero también positivo, desde Benedicto XV hasta el Papa Francisco. Es significativo, en efecto, como señala el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin en el Prefacio del libro, que esta colección vea la luz a cien años de la Carta Apostólica Maximum illud del Papa Benedicto XV. Un documento dedicado a las misiones que contenía también "un mensaje fuerte y preciso, a saber, que las misiones no son una extensión del cristianismo occidental, sino la expresión de una Iglesia “que quiere ser verdaderamente universal". Era un "mensaje dirigido principalmente a China".

Refiriéndose a la acción de los tres Papas que tenían en su corazón las relaciones con China, el Padre Spadaro recordó que San Juan Pablo II había "llevado adelante el gran deseo de diálogo con las instituciones chinas", a pesar de que, como en el pasado, la "misión" del Papa era "promover el diálogo con las instituciones chinas".

También Benedicto XVI se centró en la cuestión china y su Carta a los católicos chinos de 2007, de hecho, "sentó las bases para un Acuerdo", señaló. Acuerdo que se firmó bajo el Pontificado del Papa Francisco, quien "trajo la novedad de su carisma, dando un apoyo concreto e impulso al diálogo", explicó Monseñor Celli, recordando que fue precisamente el actual Pontífice quien decidió readmitir a los Obispos ordenados sin mandato pontificio en la plena comunión eclesial.

Un largo camino por recorrer

"Y hoy – concluyó Monseñor Celli – se dan las condiciones para abordar mejor los problemas, pero yo no me hago ilusiones. El camino hacia la normalización de la vida de la Iglesia es todavía largo" porque "aún no ha terminado". No es casualidad que el Acuerdo siga siendo provisional”. Pero, como señaló el Arzobispo, "no hay que dudar cuando el Espíritu nos pide que demos un paso hacia adelante".

El memorándum Italia-China

Clausuró este encuentro el Primer Ministro italiano Giuseppe Conte, convocado como testigo tras la reciente reunión con el Presidente chino Xi Jinping y la posterior firma del Memorándum Italia-China. Al hablar del encuentro y de la importancia de las relaciones entre Italia y China, el Presidente dijo que en menos de un mes viajará a Pekín para la segunda edición del Forum Belt and Road a fin "de profundizar y consolidar las relaciones" entre los dos países.