REPAM: Preocupante deforestación en la triple frontera Brasil, Perú y Bolivia
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
La incesante extracción de madera y la pérdida de identidad que se registra en la triple frontera amazónica entre Brasil, Perú y Bolivia es una de las preocupaciones del Equipo Misionero Itinerante, de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que por más de 20 años realiza su servicio de acompañamiento a las poblaciones indígenas fronterizas. El equipo compuesto por religiosos, religiosas y laicos, con el respaldo de los Obispos de Puerto Maldonado (Perú), Acre (Brasil) y Pando (Bolivia) vienen promoviendo lazos de unión e intercambio mutuo que se fortalecieron durante el último encuentro desarrollado en Assis (Brasil) con la participación de unos 35 agentes pastorales de estos países.
Tres visiones distintas de enfrentar una misma problemática
Un mismo pueblo, tres países. Un mismo pueblo, tres marcos jurídicos diferentes. Un mismo pueblo, tres visiones distintas de enfrentar una misma problemática. No es una invención, recuerda la REPAM, sino la situación en la que viven varios pueblos indígenas ubicados en los lugares de frontera de la Panamazonía. Una de esas fronteras es la que conecta a Perú con Brasil y Bolivia, ahí, entre la región Madre de Dios, con la localidad fronteriza de Iñapari como principal núcleo, el estado brasileño de Acre, con Assis como su población más grande, y el de Pando, ya en suelo boliviano, existe un equipo de Iglesia que llega a donde los estados no llegan, prestan atención, conversan y tratan de visibilizar a los pueblos indígenas de frontera.
La Iglesia llega a donde los Estados no llegan
El misionero jesuita Fernando López, la hermana Joanhina Honorio Madiera y la misionera laica Marita Bosch son parte de esta pequeña familia de Iglesia que se caracteriza por su apertura integrando religiosos y laicos de diversas procedencias pero con un mismo sentir: escuchar, acompañar y defender a quienes más solos están. “Las fronteras amazónicas fueron impuestas y dividieron pueblos. Los Estados nacionales responden a una realidad que no tiene que ver con el bioma amazónico. Entonces – explica el jesuita Fernando López – las contradicciones de las fronteras son enormes. Es donde los Estados están menos presentes, cada uno con su marco jurídico bien diferenciado y pueblos que fueron divididos”. El misionero itinerante resalta también que, se plantean situaciones complicadas, como comunidades de un mismo pueblo indígena con posturas enfrentadas respecto a una misma realidad: “mientras unos alquilan sus tierras a madereros, sus familiares en el país vecino se muestran firmemente en contra de la extracción de madera”.
La extracción maderera y la pérdida de identidad
La REPAM señala que, la frontera de Bolivia, Perú y Brasil, conocida en la zona como “Bolpebra”, comparte preocupaciones y, sin duda, una de las que está más presente es la incesante extracción de madera que se sufre en los tres países y que, fruto de la llegada de población migrante al llamado del trabajo, genera además problemáticas asociadas. “Entre 2016 y 2019 el escenario ha cambiado por completo, en lo que antes era un pueblo tranquilo ahora hay muertes, asesinatos, secuestros, señala la hermana Joaninha explicando el aumento y recrudecimiento de la violencia en el sector de Iñapari”.
Los miembros del Equipo Misionero Itinerante dialogando con los madereros de la zona evidenciaron que la actividad extractiva será rentable sólo durante los próximos 4 o 5 años. Luego de ese tiempo ya no habrá recurso, no habrá madera. Ya toda la riqueza maderable de la frontera habrá sido comercializada con China o México, principales compradores.
La Iglesia de frontera también está preocupada por el desarraigo, por la pérdida de identidad de los pueblos indígenas que acrecienta su precaria situación. “Se palpa que ahora la forma de vivir de muchas comunidades y poblaciones indígenas – afirma Marita Bosch – no concuerda con la lógica de sus cosmovisiones indígenas, con sus valores tradicionales… por tratar de responder a necesidades como la salud o la educación, entran en una lógica antagónica, la de las ciudades”.
Iglesia de Frontera más unida
Ante estas y otras realidades, la Iglesia busca respuestas. Fortalecerse, unirse, tejer vínculos nuevos es el primer paso. Para ello, en fechas recientes unos 35 agentes pastorales de Brasil, Perú y Bolivia se citaron en Assis (Brasil) representando a la Pastoral Indígena, Caritas, Movilidad Humana, Comunidades Campesinas y otras organizaciones más. En el encuentro se evaluó el caminar del equipo itinerante y su servicio durante 20 años al servicio de la Iglesia en la triple frontera, y se analizó la coyuntura actual de las tres regiones y los desafíos que ella plantea a la Iglesia. Se espera que convocatorias como esta, nacida del propio equipo itinerante con el impulso del eje de fronteras de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), se consoliden y repitan periódicamente en beneficio de un trabajo más articulado y conectado al servicio de las poblaciones más débiles.
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