Mensaje de apertura de la CVII Asamblea Plenaria de los obispos de Mexico
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
«Nosotros los Obispos de México debemos reconocer también que, como Iglesia, atravesamos una etapa de crisis y de gran dificultad. No sólo por los escándalos que tanto han afectado nuestra credibilidad y autoridad moral, sino por el cambio de época que estamos viviendo y al que no estamos respondiendo de manera adecuada. No está cambiando algo, sino alguien; está cambiando la persona que vive una profunda crisis antropológica-cultural (Cfr. PGP 20). Como hemos dicho en nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033». Son las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal mexicana, Mons. Rogelio Cabrera López, con motivo de la apertura de la CVII Asamblea Plenaria.
Tiempos de cambios y desconcierto
En su discurso, el prelado destaca los efectos "de esta transformación que vivimos", que trae consigo cambios, "que incluso nosotros como Obispos y muchos presbíteros, no alcanzamos aún a comprender, por lo que se nos dificulta tener una respuesta adecuada y pronta ante la profundidad y rapidez con la que están sucediendo (PGP 23) y por eso estamos desconcertados".
En este sentido, el mitrado indica que migrantes, jóvenes, mujeres, minorías y hasta los mismos sacerdotes, "no siempre nos sienten cercanos y sensibles ante sus problemas".
"En este escenario tan cambiante, hay que situar el terrible flagelo de la pederastia, que no hemos sabido enfrentar en el pasado, pero que ahora estamos atendiendo con toda prontitud, privilegiando la atención a las víctimas y estableciendo compromisos y protocolos adecuados", argumenta Mons. Cabrera afirmando que este cambio de época debe poner a los religiosos en estado de alerta "para descubrir el paso del Señor que hay que discernir, para realizar lo que pide a su Iglesia en este momento histórico" (Cfr. PGP 24).
Emergencias pastorales: jóvenes y migrantes
En alusión a esta Centésimo Séptima Asamblea Plenaria, el mitrado destaca el objetivo general: “Programar la difusión y apropiación del PGP en su interacción con los planes diocesanos y provinciales de pastoral, a través del conocimiento de las orientaciones generales para su implementación, atendiendo las emergencias pastorales de la Iglesia en México, a saber: la atención a jóvenes, migrantes, sacerdotes y la protección de menores”.
Asimismo, el presidente de la CEM subraya dos emergencias pastorales.
En primer lugar, los jóvenes: en México habitan más de 36 millones de jóvenes, casi un 26% de la población total. Muchos de ellos están ausentes de nuestras parroquias y debemos salir a su encuentro potenciando su compromiso social, y no sólo su afán de novedades. "Nos urge una pastoral juvenil menos melosa y más transformadora de la realidad".
En segundo lugar, los migrantes: las recientes caravanas de centroamericanos que han entrado a nuestro país, con destino final en los Estados Unidos, pero escogiendo con frecuencia quedarse entre nosotros, han rebasado no sólo nuestros albergues, sino también la capacidad gubernamental para atenderlos. Este fenómeno seguirá en aumento por lo que necesitamos imaginar nuevas estrategias para atenderlo debidamente.
Una Iglesia comprometida por la paz
Es por ello - afirma Mons. Cabrera- que hoy se vuelve necesario recordar las cuatro recomendaciones del Papa en relación a los migrantes, que acaba de pronunciar, una vez más, en su reciente viaje a Marruecos (30 y 31 de marzo, 2019): “acoger, proteger, promover e integrar”.
«Sé que, por desgracia, nuestros fieles no siempre tienen la sensibilidad necesaria para recibir a los migrantes. Ojalá podamos ayudarles a ver a nuestro Señor Jesucristo en cada uno de ellos. No tengamos miedo y sigamos optando por ser una Iglesia comprometida con la paz y las causas sociales (PGP 174-176)», añade.
Que esta Asamblea Plenaria nos sirva para responder mejor a los desafíos que el cambio de época nos está planteando - concluye el prelado- y que el sueño de Iglesia que deseamos llegar a ser y construir para celebrar los 2000 años de la Redención y los 500 del Acontecimiento Guadalupano, lo vivamos desde nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 con fe, creatividad, comunión y sinodalidad de acuerdo a nuestros propios procesos pastorales en las Provincias Eclesiásticas, las Diócesis, en la Vida Consagrada, Grupos y Movimientos Apostólicos, así como por todo el Pueblo de Dios (Cfr. PGP 193).
Mensaje del Nuncio Apostólico
Por su parte, el Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola también dedicó unas palabras a los miembros de la CEM, arzobispos, obispos y sacerdotes; con motivo del inicio de la CVII Asamblea Plenaria.
«Gozoso estoy aquí, hermano entre los hermanos, para encontrarles y saludarlos, para compartir y para intercambiar experiencias y palabras de aliento y de esperanza. Los últimos meses en la vida de la Iglesia han sido sin duda muy intensos. Los desafíos, muchos e impostergables, los hemos querido ver como signos del grito de Dios que nos llama, ante todo a nosotros mismos, a la conversión», afirmó Mons. Coppola recordando que en este tiempo desafiante, "es sin duda alguna providencial y signo evidente de la manifestación de la acción del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo, el testimonio tangible y la palabra simple del Papa Francisco".
«En esta perspectiva, por su actualidad y trascendencia debemos particularmente resaltar, por una parte, el Encuentro de los Presidentes de las Conferencias Episcopales con el Papa sobre el tema de los abusos, y las líneas que de él se han derivado, como son: el reiterado llamado al ministerio de la escucha, al deber de rendición de cuentas, la revisión de la formación sacerdotal para erradicar el clericalismo, el renovado llamado a hacer vida la sinodalidad…; y por otra parte, está la estupenda Carta del Santo Padre a los jóvenes: ¡Cristo vive!, en la que recoge, enriqueciéndolos, los frutos inmediatos del Sínodo de los Obispos dedicado a ellos», añadió el Nuncio.
Haciendo referencia a los grupos poblacionales más afectados por la realidad de México, es decir, los jóvenes, las mujeres y los pobres; Mons. Coppola cita además, algunos de los actuales desafíos de la Iglesia: la formación de los seminarios, los efectos del clericalismo y su antídoto, la sinodalidad…sin olvidar la reforma de la pastoral juvenil en sentido vocacional y la reforma de la catequesis.
«Que el amor por nuestro Pueblo, ovejas de Cristo, sostenido y animado por el Espíritu Santo, les sea abundante en estos días y a lo largo de todos los días de su ministerio episcopal, para que juntos, en sinodalidad y fidelidad, en comunión afectiva y efectiva, logremos llevar a cabo con fruto bueno y abundante el proyecto del Padre en esta tierra mexicana, tanto amado por María y también protegida por sus santos», concluyó el Nuncio Apostólico.
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