E. Bianchi: enfrentando las divisiones entre iglesias ortodoxas
Enzo Bicanchi – Ciudad del Vaticano
Hacemos nuestro su sufrimiento
Bianchi pone de manifiesto su preocupación y sufrimiento por las tensiones que viven tanto los católicos como los ortodoxos: “Sí, queremos ante todo decir a las Iglesias ortodoxas que hacemos nuestro su sufrimiento, porque es la caridad de Cristo la que nos impulsa a esta participación en sus sentimientos. Pedro el Venerable, abad de Cluny, gran monje medieval y espiritual, escribió en una carta: "Non vegetatur Spiritu Christi qui non sentit vulnera corporis Christi! El que no sufre las heridas del cuerpo de Cristo no vive por el Espíritu de Cristo".
Invocar el Espíritu de comunión
Enzo Bianchi recuerda que la oración es “el primer paso urgente y necesario para que las heridas sean sanadas, las oposiciones trascendidas y las divisiones pasadas y presentes puedan dar paso a la comunión, que es el don por excelencia del Señor a su Iglesia”. Y al igual que inicia la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, Bianchi ora: "Por la paz del mundo entero, por la prosperidad de las santas Iglesias de Dios y por la unión de todos nosotros, imploramos al Señor: Kyrie eleison!
Ucrania
“Ucrania es una tierra de encuentros, como su nombre indica, y el legado que conserva de los santos fundadores del Monasterio de las Cuevas -Antonio y Teodosio- es un tesoro precioso, un regalo para todas las Iglesias. La oposición que ha tenido lugar hiere este legado y debilita la proclamación del Evangelio que esta tierra necesita después de décadas de persecución religiosa y sufrimiento de todo un pueblo. Nadie olvida los sufrimientos humanos y eclesiales del pueblo ucraniano y toda Iglesia cristiana confiesa el testimonio de los mártires ortodoxos, de los católicos de rito oriental o latino, de los protestantes cuya sangre derramada por la fidelidad a Cristo el Señor es semilla de fe y, al mismo tiempo, de un verdadero ecumenismo vivido en la carne, dando la vida por Dios y por los hermanos. Alrededor del Cordero sacrificaron a estos mártires y confesores que interceden unánimemente por sus Iglesias y por la Iglesia una, santa, católica y apostólica, para que reine la santa koinonía dada por el Señor Resucitado por medio del Espíritu Santo. Son estos mártires los que también en Ucrania nos recuerdan que los muros erigidos en la tierra entre las Iglesias no suben al cielo”.
Crear lazos de confianza
Bianchi se pregunta sobre ¿qué podemos hacer los católicos ante la actual situación? En primer lugar, respetar. Del respeto surge el deseo de “escucharnos, encontrarnos y hablarnos”. En segundo lugar, “El camino es siempre el que va de la desconfianza a la confianza mutua, purificando y sanando los recuerdos, hasta trazar juntos el camino que nos lleva hacia el Reino, meta hacia la cual todas las Iglesias están peregrinando”.
Ponerse al servicio de los que sufren
Para Bianchi, el momento presente exige “ponerse al servicio de los que sufren, de los necesitados, especialmente de los niños, las primeras víctimas inocentes de los conflictos y de la pobreza. Las palabras del apóstol Pablo deben inspirarnos siempre: "Sed siervos unos de otros por la caridad" (Ga 5,13). Más allá de los contrastes, las Iglesias ortodoxas deben unirse para vivir la caridad concreta hacia todos los que sufren”.
Bianchi concluye su reflexión haciendo un llamado a los hermanos ortodoxos: "¡Necesitamos de su testimonio evangélico y su división nos hace daño a todos! El Papa Francisco en la celebración de las Vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros el 25 de enero de 2015 dijo: "La unidad de los cristianos -estamos convencidos de ello- no será el resultado de refinadas discusiones teóricas en las que cada uno tratará de convencer al otro de la solidez de sus opiniones. El Hijo del Hombre vendrá y nos encontrará de nuevo en las discusiones. Debemos reconocer que para llegar a la profundidad del misterio de Dios nos necesitamos los unos a los otros, para encontrarnos y confrontarnos bajo la guía del Espíritu Santo, que armoniza las diferencias y supera los conflictos, reconcilia las diferencias. Con estos sentimientos decimos a los Patriarcas de las Iglesias Ortodoxas, a sus Metropolitanos y Obispos, a nuestros hermanos y hermanas Ortodoxos, nuestro amor, nuestra preocupación, nuestra ferviente intercesión!”
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