Obispos Ecuador: la corrupción es una afrenta a los pobres
Manuel Cubías - Ciudad del Vaticano
"Una nueva forma de hacer política que, más allá de los intereses particulares, busque el bien común y promueva un gran pacto nacional al servicio de los ciudadanos". Esta es la petición de la Conferencia Episcopal del Ecuador (CEE), en un mensaje distribuido al final de la Asamblea Plenaria, firmado por el Consejo de Presidencia.
Salario justo
En relación con la situación del país, afirman los obispos: "La crisis económica reclama una política más clara y decidida a favor de la inversión productiva y de la creación de empleo. La desigualdad se hace cada día más evidente, siendo mucha gente la que pasa serias dificultades para llegar a fin de mes. Nos preocupa, especialmente, la tasa de desempleo juvenil y la falta de una remuneración suficiente para poder vivir con dignidad".
La proliferación de sobornos "contamina la conciencia nacional
La corrupción "es causa de escándalo y vergüenza por la afrenta que se hace a los pobres. El número de altos funcionarios acusados, enjuiciados, condenados o que huyeron al extranjero demuestra la gravedad de los delitos y el robo que se ha llevado a cabo sistemáticamente contra el país.
Los obispos insisten en que: "La proliferación de sobornos, coimas y sobreprecios en la obra pública, manchan la conciencia nacional y la dimensión ética de nuestra convivencia. Robar el dinero a los pobres es muy grave, pero igualmente grave resulta la creación de una subcultura que todo lo justifica en beneficio propio. Desde la impunidad, fenómenos como la delincuencia, el femicidio, el robo o el asesinato,… se vuelven comunes en nuestro diario vivir".
Extracción de petróleo y minería: respetar a la población local
En el mensaje hay referencias a la familia, "sujeta a fuertes cambios culturales y a la dictadura de la ideología de género", y a la custodia de la creación. Con respecto a este último punto, el mensaje de la CEE pide que se preste atención "a las minas a cielo abierto, a la extracción de petróleo, a la contaminación del agua, a la falta de respeto por las poblaciones locales que no son contactadas y consultadas".
Insisten los obispos: "Hoy, nuestro país es más frágil y está más amenazado que en otro tiempo. Por eso, sentimos con más fuerza la necesidad de cuidar la obra del Creador".
Los obispos finalizan su mensaje afirmando que: "Lo que está en juego no es sólo el prestigio de las instituciones o la transición a una auténtica democracia, sino el bienestar y el futuro de nuestro pueblo. Con él caminamos, invocando la bendición del Buen Dios, Padre de todos, sobre cada ciudadano, sobre sus familias, y sobre nuestras autoridades. Les pedimos mayor claridad, decisión y voluntad política para construir un país democrático, incluyente, pacífico, justo y solidario. Un país bendecido por Dios".
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