Obispos portugueses: "El bien común es el bien de todos y cada uno
Domingos Pinto-Lisboa
El Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) expresó su preocupación por el aumento de los movimientos nacionalistas en Europa.
La preocupación fue expresada por el Arzobispo Manuel Clemente el 2 de mayo en una conferencia de prensa al final de la 196ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Portuguesa, marcada por la publicación de la carta pastoral "Una mirada a Portugal y a Europa a la luz de la doctrina social de la Iglesia".
"Una vez más, en Europa existen nacionalismos, en general mal explicados, que hacen de la historia un pretexto para justificar las opciones actuales", subrayó el Cardenal Patriarca, recordando que el actual proyecto comunitario permitió "ocho décadas de paz", lo que representa "un valor demasiado alto para cuestionar", y pidió, en este contexto, una "sociedad con un lugar para todos".
En relación con el país, los obispos defienden la importancia de un Estado que no es "ni centralizador ni mínimo", y expresan su alegría por la "superación gradual de la crisis" en la que, durante más de una década, Portugal "estuvo inmerso" y subrayan que "se redujo el desempleo" y "se crearon muchos nuevos empleos".
Sin embargo, los obispos reafirman su preocupación por la corrupción y piden una "mejor distribución de los ingresos" para "una sociedad más cohesionada, unida, solidaria y fraterna", afirmando que los cristianos "no pueden conformarse" a "una mera acción asistencial del Estado hacia los más pobres".
Los prelados afirman que se necesitan "medidas económicas y sociales urgentes" para promover la natalidad, y advierten de "realidades que objetivamente dificultan" la elección de tener hijos, como la "precariedad del trabajo, unida a la conciliación de la vida laboral y familiar" y "las dificultades de acceso a la vivienda para las parejas jóvenes".
"El bien común es el bien de todos y cada uno", sin representar una "dictadura de la mayoría", dicen los obispos que destacan, entre otras grandes preocupaciones, el derecho a la vida en el embarazo, reafirmando el "respeto a los niños, entre los seres humanos más frágiles y dependientes" y también se oponen "radicalmente, a los abusos sexuales de los que algunos han sido víctimas", entre los que se incluyen "desafortunadamente miembros de la Iglesia".
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