El secreto de la confesión es siempre inviolable
Federico Piana- Ciudad del Vaticano
Violar el secreto de confesión no se puede por ningún motivo. El razonamiento del P. Luigi Sabbarese, miembro del Servicio Nacional de Protección de Menores y Adultos Vulnerables de la Conferencia Episcopal Italiana, parte de esta certeza, para explicar cómo el proyecto de ley que se está discutiendo en Chile es erróneo, lo que, de ser aprobado definitivamente, obligaría a los sacerdotes a denunciar los casos de abusos de los que tuvieron conocimiento durante la confesión.
El caso chileno no es único en el mundo
El caso chileno no es único en el mundo. Recientemente, la Comisión Real de Australia, después de investigar varios casos de abuso sexual infantil, emitió recomendaciones, incluyendo una que requiere que los sacerdotes reporten a las autoridades judiciales todos los casos conocidos en el contexto del Sacramento de la Penitencia. La reacción de la Iglesia australiana, como la de la Iglesia chilena, ha sido dura: el sello de la confesión debe permanecer intacto.
Respetar la autonomía jurídica de la Iglesia
Si no fuera así, la confianza en el sacramento mismo y la libertad de religión se verían socavadas, es el pensamiento del P. Sabbarese: "Hay que recordar siempre que el asunto de estas leyes forma parte de un área delicada de la autonomía jurídica de la Iglesia. El catecismo y el código de derecho canónico protegen el sello sacramental haciéndolo inviolable, incluso cuando el penitente quiere eximir al confesor de esta obligación".
Confesión, 'contrato' con un ministro de Dios
El Padre Sabbarese identificó dos razones principales para la "intocabilidad" del secreto de confesión. La primera: "Es la que pone el sello de la confesión en la perspectiva de un contrato que tiene lugar entre el penitente y el confesor. El derecho al secreto, al penitente, debe estar absolutamente garantizado porque confía su conciencia al sacerdote que representa a la Iglesia". La segunda razón es quizás la más importante. "En la celebración del sacramento de la penitencia -explica- se realiza un acto de culto. El confesor es un ministro de Dios. Y en la confesión se invoca y se transmite la misericordia de Dios". Si el sacerdote diera a conocer el contenido de la confesión, incurriría inmediatamente en la excomunión latae sententiae.
Fuero externo', posible solución
Una solución podría encontrarse en el llamado "fuero externo". Es decir, el P. Sabbarese precisa que "el sacerdote podía convencer al penitente -con caridad y amor- de que hablara fuera de la confesión sobre el crimen cometido. En este punto ya no habría que respetar el sello sacramental.
La Iglesia en primera línea en la defensa de los menores
Negarse a violar el secreto de confesión, el Padre Sabbarese quiere señalar con gran énfasis, no significa seguir practicando políticas de silenciamiento que en el pasado han causado mucho desconcierto y dolor. "Hoy estamos tratando de transmitir un cambio cultural de una profundidad verdaderamente notable. Todas las directrices que las Conferencias Episcopales del mundo están reescribiendo se centran en la prevención y la denuncia. Sin olvidar la protección de las víctimas, un elemento que quizás se ha descuidado en los últimos años". Por último, ya no es la defensa hasta el amargo final de aquellos que han sido culpables de crímenes horribles.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí