San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidad
Ciudad del Vaticano
Maximiliano Kolbe fue un franciscano polaco nacido en 1894 y dedicado al periodismo católico. Fue arrestado por la Gestapo en 1941 y murió en el campo de concentración de Auschwitz, ese mismo año durante la Segunda Guerra Mundial, al ofrecer su vida en lugar de la de otro prisionero compatriota, casado y padre de familia, que había sido condenado al búnker del hambre, como castigo de los nazis para penalizar a algunos de los reos tras la fuga de uno de ellos.
Estudios de filosofía en Roma
Cursó estudios de filosofía en la Universidad Georgiana de Roma, por la que se graduó en 1915, y de teología en la Facultad de Teología de San Buenaventura de la misma ciudad, que terminaría en 1919. Durante esa etapa de formación en la capital italiana creó, por sugerencia del rector Esteban Igundi, la Milicia de la Inmaculada junto con otros de sus compañeros. Fundada en 1917, la agrupación se extendería posteriormente por todo el mundo.
Misionero en Japón
Fue ordenado sacerdote en 1918, de regreso a Polonia impartió clases de teología hasta que en 1922 inició su apostolado mariano con la revista Rycerz Niepokalanej, primero en Cracovia, posteriormente en Grodno (1923) y, desde 1927, en la Ciudad de la Inmaculada, que el propio Kolbe fundó a cuarenta kilómetros de Varsovia. En 1930 viajó a Japón, donde fundaría, en la región de Nagasaki, la segunda Ciudad o Jardín de la Inmaculada. Editó además una revista mariana en lengua nipona. Proyectó crear nuevas misiones marianas en Corea, China e India, pero diversas dificultades se lo impidieron.
Campo de concentración de Auschwitz
De vuelta a su país, fue otra vez el superior de la Casa de la Inmaculada y cobró gran popularidad. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Polonia fue deportado dos veces a Alemania por los nazis. En 1941 fue confinado en el campo de concentración de Auschwitz, tristemente célebre por sus horrores.
Fue precisamente allí, en Auschwitz, donde ofreció voluntariamente para cumplir el suplicio impuesto a un padre de familia, que había sido condenado a morir de hambre. Cuando un oficial nazi le preguntó por qué lo hacía, Kolbe contestó: "porque soy un sacerdote católico". Kolbe murió de inanición en su celda, convertida hoy en lugar de peregrinación, y su ejemplar sacrificio se divulgó por todo el mundo. Fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982.
Es necesario ser santos
Cada 14 de agosto, la Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Maximiliano Kolbe, cuyo ejemplo de fe y de entrega a los demás por amor a Cristo, continúa dando frutos en todo el mundo, traducido en muchas de sus célebres frases como esta que hoy resuena con especial fuerza: "se vive una sola vez. Es necesario ser santos".
Tweet del Papa Francisco
Y en este sentido, destaca las palabras del Papa Francisco publicadas en su cuenta oficial de Twitter, en sintonía con el modelo de vida del mártir polaco: "Pidamos la gracia de recordar cada día que Dios no nos olvida, que somos sus hijos amados, únicos e irremplazables: recordarlo nos da la fuerza para no rendirnos ante los reveses de la vida".
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