Desde Akamasoa, p. Opeka: “pido a multinacionales solidaridad con sus obreros”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
“La ciudad de la amistad” o Akamasoa (que en malgache significa "buenos amigos”) es la obra humanitaria que fundó el misionero argentino padre Pedro Opeka y gracias a la cual construyó una ciudad sobre un vertedero en Antananarivo, la capital de Madagascar. Fue en 1975 cuando el padre Pedro, en un viaje que realizó a Madagascar, conoce la desesperación y la pobreza de miles de personas que viven en los basureros. Asombrado por como vivía esta gente, decidió hacer algo: ponerse del lado de los pobres y fundar la “ciudad de la amistad”. Fue el primero en ponerse a martillar y construir la ciudad de Akamasoa con sus propias manos para los más de sus 25.000 habitantes que hoy viven allí, de los cuales más del 60% son niños menores de quince años.
Obreros en Akamasoa: impulsados por la fuerza de la fe
Al padre Opeka se le pone la piel de gallina recordando como todos los obreros y obreras que trabajan en la colina de piedra al lado del antiguo vertedero convertido en ciudad, “llevan la Palabra de Dios y las ofrendas todos los domingos con danzas y cantos”. “Qué belleza – exclama – qué símbolo y qué fuerza ver a estos obreros que trabajan todo el día en el sol, en el frío y bajo la lluvia y el domingo llevan la Palabra de Dios”.
Hoy el Papa Francisco visitará esta tarde a los obreros y obreras de la cantera cercana a Akamasoa. El padre Opeka explica para Vatican News su deseo de que el Papa “de aliento, fuerza y coraje a este pueblo que trabaja, que ama a sus hijos y que por medio de su trabajo quiere darles un futuro mejor”. “Es gente trabajadora, que trabaja todo el día para ganar apenas un dólar y medio” asegura p. Opeka.
El Padre Opeka también subraya que el trabajo “es la base de la salida de la pobreza” pero debe ser un trabajo “que se pague dignamente”. Es por ello que hace un llamamiento a las grandes empresas internacionales y multinacionales para que “paguen mejor a los obreros”. También pide que sean más solidarios, “no solamente los obreros de un país” explica “sino los obreros de todos los países que se ayuden entre ellos”. Por último, espera que el Papa Francisco exprese con palabras claras a todos aquellos que poseen empresas y medios de producción que ayuden más en lo social a sus obreros y obreras: “Es lo que estamos esperando de este Papa, porque un encuentro del Papa con los obreros y las obreras es un acontecimiento muy importante para nosotros y para toda la Iglesia”.
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