Perú: Presidente disuelve parlamento. La Iglesia convoca jornada de oración

 Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Esta mañana el presidente del Perú, Martin Vizcarra ha disuelto el Parlamento y anunció la convocatoria de nuevas elecciones, en medio de un tira y afloja entre el gobierno y el parlamento controlado por la oposición.

En un discurso a la nación transmitido en televisión, Vizcarra dijo que ahora apoyará al electorado para determinar "el futuro de nuestro país". El presidente - quien acusa el parlamento por obstaculizar su lucha contra la corrupción, había tratado de desbloquear la crisis pidiendo un voto de confianza, pero en cambio, los diputados han renovado a los magistrados dela Corte Constitucional. De allí que ha decidido disolver el Parlamento.

La Iglesia convoca una jornada de oración

Desde Roma, el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos, se ha pronunciado sobre la crisis política que vive el Perú. En su mensaje el prelado pide a la población que es necesario “dar respuestas concretas, responsables, y evitando caer en venganzas y/o complicidades, demostrando madurez política y social en el país y en la comunidad internacional”.

La Conferencia Episcopal convoca a una jornada de oración por la paz y el desarrollo humano integral la patria, con la seguridad, se lee en el mensaje,  que “juntos haremos grande nuestro Perú, tal como lo cantamos en nuestro Himno Nacional y en el Himno al Señor”.

Oportunidad para combatir corrupción

Es una oportunidad única, dijo, para combatir el circuito de la corrupción grande y pequeña, a todos los niveles. Como Iglesia invocan a “toda la sociedad y a los actores políticos, a actuar de acuerdo al orden constitucional y democrático”. Llama a que cada actor político considere a la “par el reclamo de sus atribuciones con el respeto al adversario, dado que seguirá siendo un actor político, evitando todo tipo de violencia, venga de donde venga”.

Por último Mons. Cabrejos habla de la invocación del Papa Francisco respecto a que: "Hacer una buena y mala política depende de la rectitud de intención, de la bondad de los objetivos a alcanzar y de los medios honestos que se empleen para este objetivo”.