Vía Crucis en el Vaticano. Presencia de los mártires de la Amazonía
Manuel Cubías – Ciudad del vaticano
El Vía Crucis es una actividad coordinada por la iniciativa Casa común, que organiza más de cien eventos religiosos y culturales ligados a la realización del Sínodo Especial para la Amazonía, que tiene lugar en el Vaticano del 6 al 27 de octubre del presente año.
Los asistentes fueron llegando uno a uno, abrigados, pues el frío del otoño se va instalando poco a poco en la ciudad de Roma. El Cardenal Pedro Barreto, quien participó del Vía Crucis, afirmó que los indígenas son los principales protagonistas de este sueño que se está haciendo realidad aquí en Roma, de la periferia existencial y geográfica que es la Amazonía al centro de la cristiandad, aquí en Roma”.
El camino de la cruz
El cardenal insistió en lo que significa el Vía crucis: camino de la cruz. Y prosiguió: “vamos a caminar, y a caminar con Cristo en su cruz, acompañándolo a Él, presente en estos hermanos, y por eso, este Vía Crucis, lo hacemos con dolor, con sufrimiento, pero sobre todo con esperanza. Cristo está con nosotros, Cristo nos acompaña; Cristo está sufriendo en estos hermanos; por eso le damos gracias a Dios porque estamos experimentando su resurrección, la alegría del Evangelio”.
Prácticas extractivas
Mientras los asistentes cantaban y hacían oración, los animadores recordaban los nombres de las personas a quienes se les ha quitado la vida por defender a los pueblos y los territorios de la Amazonía de las prácticas extractivas.
Esta realidad la región la sufre desde hace más de cien años, cuando se potenció la extracción del caucho, para la fabricación de las llantas de automóviles. En poco más de treinta años, se acabó con la vida de más de treinta mil indígenas del Perú, Colombia y Brasil, con prácticas esclavistas.
El petróleo se comenzó a extraer hace más de cincuenta años. Las maderas preciosas, minerales, peces, tortugas. Detrás de esta política está la idea de concebir la Amazonía como un depósito inacabable de recursos, y la consideración de que sus habitantes originarios son parte de esos recursos, o son obstáculos y por ello hay que eliminarlos.
La Hermana Zully Rojas, misionera dominica expresó que la experiencia del pueblo latinoamericano está muy unida a la vivencia del dolor, del sufrimiento, pero muy unida a la esperanza. “Sabemos que la muerte no tiene la última palabra, que vamos a resucitar, como resucitó el Señor.
La vida tiene la última palabra
La experiencia del vía Crucis es recordar a aquellos a quienes les ha sido arrebatada la vida en defensa de la tierra, de la vida, de la población y en memoria de tantos líderes nativos que han quedado en el anonimato y, al compartir esta caminata, reiteramos nuestro compromiso con la vida. Por eso estamos aquí, como Iglesia, como pueblos de los nueve países de la cuenca amazónica que participamos en el Sínodo y en estas actividades de la Casa Común. La muerte no tiene la última palabra. ¡La última palabra la tiene la resurrección y en eso confiamos!
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