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Monumento de la Paz, Hiroshima Monumento de la Paz, Hiroshima 

Chennoth: Japón espera del Papa una palabra de esperanza y paz

En muchos católicos de Japón, el recuerdo de la visita de San Juan Pablo II a su país hace 38 años sigue vivo. Y ahora su gratitud es fuerte al Papa Francisco que aceptó la invitación para ir a Japón el próximo 23 de noviembre. El nuncio apostólico, Monseñor Chennoth, lo dice a nuestros micrófonos, junto con las expectativas de la Iglesia y de la gente.

Adriana Masotti - Ciudad del Vaticano

El Nuncio Apostólico en Japón es, desde 2011, Monseñor Joseph Chennoth, arzobispo titular de Milevi. La delegación apostólica de Japón fue erigida el 26 de noviembre de 1919 por el Papa Benedicto XV y elevada al rango de internunciatura en 1952 por el Papa Pío XII. La nunciatura fue finalmente establecida el 14 de junio de 1966 por orden del Papa Pablo VI. De una población que al 31 de diciembre de 2017 era de 126.786.000 habitantes, los católicos eran 536.000m estadísticamente el 0,42 por cada 100 habitantes, en su mayoría sintoístas y budistas. Había 600.000 inmigrantes católicos viviendo en Japón para trabajar. Dieciséis distritos eclesiásticos, 859 parroquias y dieciséis diócesis. La mayor comunidad católica vive en la archidiócesis de Tokio, seguida de Nagasaki, Yokoama y Osaka.

La Iglesia en Japón: agradecida de recibir a Francisco

El Papa Francisco es el segundo Pontífice que va a Japón. Antes que él, fue San Juan Pablo II quien llegó en 1981. Y de esa visita los recuerdos de muchos católicos japoneses están todavía muy vivos, así como la gran gratitud con la que la Iglesia espera hoy la inminente llegada del Papa Francisco. El mismo nuncio, Monseñor Joseph Chennoth, lo confirma ante nuestros micrófonos:

R. - La Iglesia en Japón espera con un sentido de gratitud y reconocimiento, en primer lugar hacia el Señor, que concederá al Papa una visita a Japón 38 años después de la visita de San Juan Pablo II, una visita que ha quedado en los corazones de los japoneses. Nosotros agradecemos también por el viaje tan largo que el Santo Padre emprenderá para llegar aquí, a la tierra del Sol Naciente. La gente espera con mucha gratitud, con gran alegría. Esperan una palabra de aliento, sobre todo para la Iglesia local, para los hermanos en la fe y, también, para todo el pueblo japonés: un aliento, una palabra de esperanza, una palabra de paz, para que la paz pueda reinar ante todo en nuestros corazones, pero también en la sociedad a través del diálogo y el encuentro con los cercanos y los lejanos. Estas son las expectativas de la comunidad católica, de la comunidad cristiana y también del pueblo japonés.

¿Qué se espera para la Iglesia Católica y para toda la sociedad de esta presencia del Papa Francisco?

R. - En lo que respecta a la Iglesia japonesa, que sufrió de manera particular durante las persecuciones, espero que pueda crecer, que la fe pueda ser profundizada de nuevo, a través de la actividad de los misioneros que todavía hoy desempeñan un papel importante en la transmisión de la fe, especialmente a través de las obras de la Iglesia en el campo de la educación, de la salud, de la beneficiencia, de la caridad hacia los pobres, sobre todo en tiempos difíciles, como cuando el tifón asoló recientemente la capital, así como en el pasado con ocasión de la triple catástrofe en Fukushima. Esperamos que ellos también reciban un mensaje de consuelo.

Las dos etapas de la visita a Hiroshima y Nagasaki serán muy significativas. Se esperan mensajes firmes sobre la paz, el desarme...

R. - Claro. Ya he mencionado que las personas, especialmente en estas dos ciudades -Hiroshima y Nagasaki- que han sufrido las consecuencias de los bombardeos, puedan recibir un mensaje de paz y esperanza. Esperamos que el Santo Padre pueda transmitir un mensaje de paz a todo el mundo, de esta paz que debe reinar en los corazones de los pueblos.

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19 noviembre 2019, 13:53