Obispos de Chile: en Jesús renacen la justicia, la paz y la esperanza
Ciudad del Vaticano
“Dios-con-nosotros, Jesús, el Mesías prometido, brille en Chile y en todos sus habitantes con su Justicia, su Paz y su Esperanza”, lo afirma el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), en su Mensaje de Navidad publicado el día de ayer, donde invitan al pueblo chileno a buscar en el misterio de Navidad la justicia, la paz y la esperanza. En la oscuridad, junto a los humildes, Dios se hace presente para recordar “que lo pequeño es sublime a los ojos del Padre”, quien ama a todos.
El gran clamor popular
Los Obispos afirman que, para los chilenos, esta nochebuena será distinta, “pues todo parece cambiar”. Así mismo, afirman el “gran clamor popular” que se ha levantado en el país, que “pide y exige” no más abusos, no más desigualdad económica y social, y el acceso a sistemas de salud, educación y pensiones. Además, expresan que hay buenas expectativas para un cambio en el país que “abren una ventana de esperanza”, pero que queda solo en “una buena intención no realizada”.
Tiempo de Navidad, tiempo de esperanza
Aun siendo “tiempos difíciles y dolorosos para los familiares y amigos de las personas fallecidas en distintas circunstancias, todas amargas”, los prelados recuerdan que en la Navidad “no es la oscuridad la que triunfa en la noche ni mucho menos la violencia la que se impone, sino la paz de un Dios que camina con nosotros”.
Con esto, los Obispos afirman que este tiempo de Navidad es un tiempo de esperanza, y que para los creyentes esta celebración “es un misterio de nuestra fe que se hace presente hoy: el Hijo de Dios nace en la fragilidad de un niño”. Afirmando que el amor siempre vence y que el Señor nunca defrauda “la nochebuena es fiesta de justicia, de paz y de esperanza. No estamos solos. ¡Dios se hace uno de nosotros en su Hijo Jesucristo!”.
Ser promotores de confianza, de contención y de fraternidad
Finalmente, el Comité Permanente de la CECh invita a vivir este tiempo en el calor del hogar, con el abrazo de la familia, siendo un momento para dar gracias por lo que se tiene y “de orar por Chile, por su presente y su porvenir”.
“Seamos promotores de confianza, de contención y de fraternidad. Porque el país se merece lo mejor de todos nosotros, ¡dejémonos transformar por Jesús! Abramos nuestro espíritu para que pueda poner también en él su cuna en nuestro corazón, en nuestras familias y el país”.
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