Venezuela. Azuaje: asumir el presente y comprometerse con el futuro
Ciudad del Vaticano
“Jesús conoce nuestra realidad y sabe que es finita, que ella pasará”. Así lo afirmó el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor José Luis Azuaje Ayala, en su mensaje de fin de año 2019. El prelado dio gracias ante todo a Dios por el tiempo de Navidad, en el que se recuerda “la realidad salvífica”: Dios hecho carne, el Dios con nosotros, realidad de vida que impulsa a gastar la existencia “mostrando el amor misericordioso”.
Jesús no se quedó pasivo
El Obispo expresó que Jesús vivió “todos los males” que hoy se encuentran en el país sudamericano: “No pudo nacer en una casa”, “nació en medio de la pobreza”, algo que dignifica a los más pobres, quienes sienten “que ya no hay futuro, que la esperanza es un mito”; Jesús también nació en medio de un pueblo “empobrecido por sus gobernantes”, que ejercía un control social.
Ante ello, Monseñor Azuaje afirmó que Jesús “no se quedó pasivo”, y ‘salió’ para formar discípulos “para convertirse en propulsores de algo nuevo: la construcción de un reino de justicia, paz y amor”. Así, el “ser pueblo” cambió, tomando conciencia de “ser ‘sujeto’, con una responsabilidad histórica: vencer la maldad desde la verdad y la libertad que vienen de Dios”.
Valores que fortalecen el ímpetu de lucha en la sociedad
Sabiendo de los sufrimientos que han atacado el país, “el pueblo con dignidad sabe que siempre hay un mañana que fortalece el espíritu de lucha en la búsqueda del bien común, la verdad y la libertad”, afirmó el prelado. Consciente de que Jesús vino para dar “vida en abundancia” (Jn 10, 10), el purpurado enfatizó en que esta vida “se construye desde los valores que fortalecen el ímpetu de lucha en la sociedad: la honestidad, la verdad, la paz, la justicia y la solidaridad”.
Compromiso a ser sujetos de esta historia
Finalmente, Monseñor Azuaje, invitó a recibir el nuevo año desde los propios contextos de vida: sea que estén solos, “porque su familia ha emigrado, vayan al pesebre, y abracen a la familia de Belén que también fue migrante”; los que están con sus seres queridos, hagan un “compromiso de "ser sujetos" de esta historia para hacer de ella, una historia viva del pueblo y no dejar que otros hagan de ella una ficción”. Así mismo, invitó a no olvidar “a los más pobres y descartados”, sabiendo “leer en sus sufrimientos el reclamo de Dios: "¿Dónde está tu hermano?" (Gn. 4,9)”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí