Obispos de Brasil: por una administración económica transparente y creíble
Ciudad del Vaticano
“Actuar de manera transparente es un deber cívico y un compromiso imperativo para todos los fieles”. Así lo dice Monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, Arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos brasileños (CNBB), en un documento oficial donde relata las indicaciones de los prelados sobre el “modelo ideal” de gestión administrativa y financiera anunciando el establecimiento de un “Comité de gestión” dentro del Consejo Económico.
Apoyar a los sectores más pobres
“Es un paso importante para los planes de evangelización y para apoyar a los sectores más pobres de la población. Esa es la prioridad de la Iglesia”, explica el prelado, asegurando que, con el Consejo y el Comité, se espera una gestión “más transparente, permitiendo que el colegio de obispos mejore los mecanismos de control”.
Prevención y lucha contra la corrupción
La iniciativa “quiere ser una contribución a la prevención y lucha contra la corrupción. Esto se debe a que nadie es inmune a este mal, como enseña San Gregorio Magno, citado por el Papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus. Por lo tanto, es necesario enfrentarlo con valentía y humildad”.
El obispo señala que, como el Santo Padre, hay una distinción entre corrupción y pecado. “La corrupción es más grave porque reemplaza a Dios con dinero como una forma de poder”. Con esto destaca que “la creación del Consejo Económico es el testimonio de que los obispos de Brasil tienen esta conciencia. La administración del bien común sería diferente si todos tuvieran presente el pensamiento del apóstol Pablo de que el dinero es la raíz de todos los males”.
El objetivo es la santidad
El presidente de los obispos reitera que “la tranquilidad, la credibilidad y la conciencia son las cualidades de quienes actúan de manera consistente con las enseñanzas del Maestro Jesús”. A este punto, aun si el hombre es pecador, “la invitación es ir en la dirección opuesta, la de la santidad y hacer el bien, porque no hay forma más efectiva de vencer la corrupción que la búsqueda permanente de una vida de santidad”, afirma el prelado.
Así “la santidad presupone que cuanto más lejos estamos de Dios, más imperfectos somos”. Con ello el Arzobispo pone de ejemplo a Santa Dulce de los Pobres quien supo administrar de “manera ejemplar los recursos que le fueron confiados”, logrando “consolidar una red efectiva de solidaridad y dedicarse incansablemente a aquellos en dificultades. Todo esto no hubiera sido posible sin honestidad, transparencia y credibilidad ", concluye el presidente de la CNBB.
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