Etiopía. Cardenal Souraphiel: en Cuaresma, salir de uno mismo y ponerse al servicio del otro
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
En el documento, reportado por el sitio web de Amecea (Asociación de miembros de las Conferencias Episcopales de África Oriental), el cardenal exhorta a los católicos y a las personas de buena voluntad a "convertir el corazón". "Todos somos pecadores que necesitamos la misericordia y el perdón de Dios", dice el arzobispo y reitera: "La Cuaresma es un tiempo especial para la penitencia y el arrepentimiento, en respuesta a la invitación de Dios a la renovación y conversión del corazón”. Una conversión a realizarse "a través de la oración, las buenas obras y el sacrificio", a pesar del hecho de que "una cultura secular hecha de materialismo, individualismo e indiferencia religiosa" es desenfrenada. Por esta razón, el cardenal pide a todos que "sean instrumentos de paz para la nación".
"Pedamos, con un corazón sincero, el perdón de Dios por nuestros pecados - escribe el cardenal Souraphiel - estemos listos para perdonar a los demás y vivir en el amor como creyentes en Cristo, el que se entregó totalmente a nosotros por amor". Y agrega:"La penitencia nos ayuda a crecer, nos lleva a un contacto más íntimo con Cristo, ampliando nuestras capacidades gracias a su amor". Luego, dirigiéndose a las familias cristianas, el cardenal les recuerda que la Cuaresma es una oportunidad para unir y fortalecer su vida espiritual, para "pasar más tiempo juntos, rezar juntos, compartir la Palabra de Dios y enseñar a los niños la importancia de hacer sacrificios".
La Cuaresma es, por lo tanto, un momento para salir de nosotros mismos y dedicarnos al prójimo: “La limosna - explica el arzobispo - no es solo un acto de donación, sino también un trabajo de protección contra el consumo de bienes que no nos pertenecen y nos recuerda que no debemos vivir para nosotros mismos, sino para Dios y el prójimo". "Somos administradores, no maestros, de los bienes de Dios, concluye el cardenal, y al compartir el don de nosotros mismos y nuestros recursos, aumentamos nuestra capacidad de compartir, como lo hace Cristo, sin medida".
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