Monseñor Torres Campos: respetemos a los migrantes sin criminalizarlos
Sofía Lobos- Ciudad del Vaticano
Ante la grave crisis migratoria que viven nuestros hermanos y hermanas de Centroamérica, forzados a abandonar sus países de origen en búsqueda de un futuro mejor y que forman parte del fenómeno mundial conocido como las "caravanas migrantes", escuchamos el mensaje de Monseñor José Guadalupe Torres Campos, presidente de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (DEPMH) de la Conferencia Episcopal de México, publicado a través de las redes sociales de Caritas mexicana.
El prelado recuerda que en medio de la tensión que se genera precisamente en países fronterizos como México, a raíz de estos flujos migratorios; es necesario reflexionar "sobre nuestro papel como hermanos para apoyar a las personas que se encuentran en tránsito, ya que solo piden un trato digno como cualquiera de nosotros".
No se trata solo de migrantes
Por otro lado, Monseñor Torres Campos subraya que necesitamos sensibilizarnos como Iglesia y como sociedad "para acompañar, promover, integrar a nuestros migrantes", ya que como dice el Papa Francisco, "no se trata solo de migrantes sino de personas que buscan un vida mejor".
"Es una oportunidad para la Iglesia de servicio, de atención y de acompañamiento", añade el mitrado.
Respetar la dignidad de quienes migran
Además, el presidente de la Pastoral de la Movilidad Humana en México hace hincapié en que el objetivo es lograr que los migrantes sean respetados en su dignidad y en sus derechos humanos ya que, "a menudo hay una tendencia a criminalizar a quienes migran". Un hecho indicador que nos pone en alerta y nos invita a "seguir trabajando unidos y cumpliendo con ese llamado que el Papa nos hace a acoger, atender a todos los migrantes, refugiados o deportados".
No a la globalización de la indiferencia
Las palabras del prelado van en plena sintonía con las del Santo Padre Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019: «Las sociedades económicamente más avanzadas desarrollan en su seno la tendencia a un marcado individualismo que, combinado con la mentalidad utilitarista y multiplicado por la red mediática, produce la globalización de la indiferencia».
En este escenario -asevera el Papa- las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata, se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales.
Recuperar nuestra existencia cristiana
De ahí que la Iglesia recuerde constantemente que la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, "representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades".
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