Monseñor Bizzeti: “Estudiar a otros pueblos crea verdaderos líderes de la paz”
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
Una Jornada de estudio para tratar de conocer mejor Turquía más allá de lemas simplificadores. Esta es la propuesta del Pontificio Instituto Oriental de Roma, donde este martes 19 de febrero se reunieron oradores de talla internacional para profundizar los aspectos sociales, pastorales, históricos y culturales de esta región. Las sesiones vespertinas fueron presididas por el Vicario Apostólico en Anatolia, Monseñor Paolo Bizzeti que, ante los micrófonos de Radio Vaticano – Vatican News, ilustró la génesis y los objetivos de la conferencia: “Hemos querido – pensando en la celebración del décimo aniversario de la muerte de Monseñor Padovese – retomar la tradición de las conferencias que se celebraron en Tarso y Éfeso y llamar la atención de todos, y también dentro de la Iglesia, sobre este país tan importante no sólo por su pasado antiguo sino también hoy en día por la vida del mundo. Una Jornada de estudio para que se comprenda que no es un país simplemente de los lugares sagrados del pasado sino extremadamente interesante aún hoy por lo que se está descubriendo gradualmente y por los problemas que están en juego”.
Turquía, un país quizás no tan conocido en todas sus facetas...
R.- Creo que a menudo en Europa y en el mundo occidental, más ampliamente, circulan eslóganes muy simplificadores sobre Turquía, cuando en cambio es una realidad muy compleja, un mosaico muy interesante, en cierto modo un centro del mundo donde se entrelazan problemas religiosos, sociales, políticos, geoestratégicos que no deben ser subestimados.
¿Qué necesita la Iglesia en Turquía hoy en día?
R.- Turquía tiene hoy necesidad de agentes de pastoral porque tenemos un número de refugiados cristianos – sirios, iraquíes, afganos, iraníes – que son verdaderamente personas que lo han perdido todo por buscar a Cristo, por ser fieles a su fe, y no hay suficientes sacerdotes y religiosas, hay dificultades desde el punto de vista organizativo. No es posible construir una capilla, un centro cultural, un lugar de encuentro... Diría que en este momento es igualmente importante que haya gente que estudie Turquía en sus tradiciones. Aquí en el Pontificio Instituto Oriental en el pasado hubo personalidades de gran importancia, recuerdo a un turco que enseñaba literatura turca. Hoy todo esto está un poco perdido. Entonces sería importante tener estudiosos para continuar con el trabajo arqueológico, el trabajo sobre las fuentes escritas para continuar una tradición de investigación que llame la atención no sólo sobre los orígenes del cristianismo sino también sobre su desarrollo hasta el día de hoy.
En cuanto a la cercana Siria, a la que el Papa retorna repetidamente para rezar para que la guerra termine. ¿Usted cómo ve esta situación, a pocos días del Encuentro de los Obispos del Mediterráneo en Bari?
R.- La tragedia en Siria tiene dimensiones inimaginables. Me entristece mucho ver cómo casi ha desaparecido de la atención de los medios de comunicación y de la política sobre el drama de estos cientos de miles de personas que todavía se ven obligadas a vivir durante el invierno debajo de árboles, con la muerte de niños, ancianos, y personas enfermas. Es una estrategia debida al hecho de que las grandes potencias están jugando en Siria un juego muy sucio por la dominación de la región, con todos los intereses relacionados y conectados: como el tráfico de armas, etc. La situación en Siria es emblemática y muestra también la debilidad de Europa, incapaz de adoptar una posición fuerte – y lo estamos viendo también con los acontecimientos en Libia – y creo que en todo esto la Iglesia está llamada a tener una voz profética, no sólo recordando los grandes principios sino también llamando a los cristianos a un compromiso más serio y más activo porque es escandaloso que los cristianos de Occidente y de Europa no quieran ni siquiera oír hablar de los acontecimientos de sus hermanos y hermanas de estas regiones, en condiciones verdaderamente dolorosas.
Inmediatamente después de la conferencia en el Pontificio Instituto Oriental, Usted se trasladará a Bari para participar en el Encuentro de los Obispos del Mediterráneo por la paz. ¿Cuáles son sus expectativas?
R.- Mientras tanto, debemos agradecer a quienes pensaron que este evento, tiene su propia originalidad. Son varios mundos que se encuentran y esto ya es algo significativo en sí mismo. Espero que este acontecimiento refuerce también la atención de la Iglesia a la cuenca del Mediterráneo con la contribución que la Iglesia está llamada a dar hoy precisamente porque el Mediterráneo puede ser un lugar de muerte pero también puede ser un lugar – y lo ha sido durante siglos – de encuentro, de culturas, de religiones, de sensibilidad. Es el lago común al judaísmo, al cristianismo y al islam. Común a las civilizaciones que tienen historias milenarias. Así que valorizar el Mediterráneo es ciertamente muy interesante. Debemos entonces pasar a un plan operativo.
¿Tiene una propuesta?
R.- Mi sueño es que haga un liceo internacional donde los jóvenes puedan estudiar al menos una de las lenguas de otros pueblos y al menos una de las otras religiones. Hoy en día hay mucha ignorancia al respecto y sólo conociéndonos, estudiando y creciendo juntos podemos tener verdaderos líderes de la paz.
Un evento que se da a poco más de un año de la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana...
R.- Así es, porque hay una parte del mundo cristiano que quiere dialogar y conocer y hay una parte del mundo musulmán que quiere hacer lo mismo. Nosotros debemos fortalecer y apoyar a estas personas que quieren reunirse, conocerse y respetarse, de lo contrario es inevitable la cerrazón y el fundamentalismo, con todas las terribles consecuencias que esto conlleva.
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