Burkina Faso: 700 mil desplazados por ataques yihadistas
Michele Raviart - Ciudad del Vaticano
Con más de 700.000 personas desplazadas, Burkina Faso atraviesa una grave crisis humanitaria debido a las insistentes incursiones yihadistas. Familias enteras se ven obligadas a abandonar sus aldeas para llegar a los campos de refugiados. En el último año y medio, los ataques contra las iglesias locales se han multiplicado, haciendo la vida cada vez más difícil para los sacerdotes y los fieles.
400 mil niños desplazados
"Sólo en la provincia de Dori se han abandonado 110 aldeas", dice Alessandro Monteduro, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada - Italia, que acaba de regresar de Burkina Faso tras visitar cuatro campamentos de refugiados en la región de Kaya, en el norte del país. "Estamos hablando de un país de 18 millones y setecientos mil habitantes en el que actualmente hay 795 mil desplazados internos, según datos oficiales del gobierno burkinés. Entre estos 400.000 son niños", afirma, subrayando que los desplazados son tanto musulmanes como cristianos.
Las comunidades expulsadas por los islamistas se han movido en grupos, recreando de alguna manera las aldeas abandonadas a 100-150 kilómetros de distancia. "Encontramos estos campamentos, hechos de miembros de una aldea, como si esos cientos de aldeas abandonadas y desiertas se estuviesen moviendo todas juntas, recomponiéndose en otros lugares", explica Monteduro.
Familias que no tienen nada
La mayoría de los habitantes de estos campamentos improvisados son mujeres o niños. "Los hombres han permanecido tratando de mantener sus empleos - la mayoría de ellos crían ganado - o se han trasladado a trabajar a lugares más seguros, incluso en países vecinos como Malí, Níger o Benín", dice el director de AIN. Muchos se han trasladado a la capital y tratan de producir un ingreso "para las familias que hoy realmente no tienen nada".
Pocas ayudas internacionales
Las condiciones de vida en los campamentos son particularmente difíciles. "Vivimos en situaciones de fortuna", explica Monteduro, "con carpas hechas de cuatro palos de madera y una cubierta de plástico, con baños indignos de cualquier contexto humano y dificultad para obtener alimentos". "Aparte Caritas y de Ayuda a la Iglesia Necesitada no hay todavía ninguna organización humanitaria presente", subraya, "sólo está la presencia de la Acnur en algunos campamentos gestionados por el gobierno, pero si no habrá una gran movilización de la caridad aquí en las próximas semanas - como la hubo en 2014 en Irak tras la expulsión de los cristianos de la llanura de Nínive - para estas mujeres, para estos niños, para estas familias, para estas aldeas, será verdaderamente dramático seguir viviendo".
Una fe extraordinaria
La delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada se reunió después con los distintos representantes de la Iglesia local, desde el cardenal Philippe Ouedraogo, obispo de Uagadugú, hasta los obispos y víctimas de los atentados yihadistas: catequistas y seminaristas continuamente perseguidos por los grupos fundamentalistas. "Algunos catequistas que se habían refugiado en un campamento fueron buscados, pero fueron protegidos por la masa de personas", explica Monteduro, "luego por la noche se vieron obligados a huir de nuevo al bosque, a esconderse y a trasladarse de nuevo". "Es extraordinario encontrar la fe que los alimenta porque no nos es posible imaginar lo que puede significar para un joven aspirar al sacerdocio en una tierra de persecución y sufrimiento".
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