Covid-19 en Ucrania. Shevchuk: la solidaridad cambia pero no se detiene
Ciudad del Vaticano
Los espacios públicos cerrados, incluyendo bares y centros comerciales, detenidos los medios de transportes como autobuses, metro, trenes y aviones. Estas son algunas de las nuevas medidas del gobierno de Ucrania, anunciadas por el Presidente Volodymyr Zelensky para combatir la propagación del coronavirus en el país, donde ya ha iniciado la emergencia del Covid-19, con 5 casos confirmados y una víctima. En este contexto, nuestra colega Giada Aquilino entrevistó a Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, quien pidió a todos los fieles que respeten estas medidas de seguridad y mantengan la calma, a la vez que los invita a rezar en casa, incluso durante este período de Cuaresma.
- Su Beatitud Shevchuk, ¿cómo se vive este momento en Ucrania?
R. - Ucrania está tomando medidas extraordinarias y ahora está debatiendo sobre si se debe anunciar el estado de emergencia. En estos tiempos difíciles, como Iglesia tratamos de ayudar a nuestro país en primer lugar a tomar conciencia de sus responsabilidades en materia de salud pública y privada. También tratamos de mantenernos cerca de las personas más expuestas a esta pandemia, promoviendo nuevas formas de solidaridad cristiana tanto para detener el contagio como para ayudar a los necesitados.
- ¿Cuáles son las nuevas formas de solidaridad a las que se refiere?
R. - Hemos anunciado la posibilidad de seguir nuestras celebraciones litúrgicas en línea, con una oración continua por los afectados, los que están contagiados en grave peligro, así como por los que cuidan de los enfermos.
- Estas indicaciones que usted da para la oración, son especiales en este tiempo de propagación del coronavirus, pero también en un momento de Cuaresma...
R. - Por supuesto, diariamente en nuestras catedrales - que están abiertas, sin la presencia de los fieles - se celebra al mediodía una oración por la salud colectiva, con una reflexión sobre la Palabra de Dios para ayudarnos también desde el punto de vista espiritual a vivir este momento de angustia y a comprender y sentir que no estamos solos.
-¿Qué le recomienda a los sacerdotes? El Papa rezó para que estuvieran cerca de la gente que sufre...
R- También nosotros hemos recomendado a los miembros del clero estar cerca de los que sufren, dispuestos a visitar a las personas que se quedan en casa, incluso para administrar los Sacramentos. Además, hemos dado indicaciones precisas para salvaguardar la salud misma de los sacerdotes, con respecto a una limpieza extraordinaria de todos los lugares de culto, sin peligro de contagio.
-Durante estos días el Papa Francisco rezó por los enfermos, por los que los cuidan, por las familias y también por los ancianos que -dijo- sufren una "soledad interior muy grande". Recordó también cómo los abuelos nos dan "sabiduría, vida, historia". ¿Qué piensa de esto?
R. - Ellos están en el centro de nuestra oración y la acción del servicio social de la Iglesia. Animamos a nuestros fieles a cuidar de los que están solos: les decimos que, cuando vayan de compras, llamen a la puerta del vecino y se interesen por su estado, tal vez sea un anciano que necesita que alguien haga sus compras, porque no sale de casa. En resumen, la solidaridad cristiana cambia de forma en este momento de coronavirus pero no se detiene.
- ¿Qué significa realmente el coronavirus para las partes orientales de Ucrania que todavía están en guerra?
R. - Por el momento, puede que no lo entendamos todavía, pero las personas afectadas por la guerra son realmente las más vulnerables desde el punto de vista de la atención sanitaria. En las zonas de conflicto, los que se han quedado son principalmente personas mayores, que no han podido abandonar sus tierras. Así que son los más expuestos a esta emergencia. Por lo tanto, trataremos de apoyar todos los mecanismos que el Estado está intentando ofrecer para la asistencia. Pero también tenemos que desarrollar la red de asistencia social a través de los organismos de nuestra Iglesia, especialmente a través de Cáritas, para poder atender a los que sufren de la manera más adecuada.
- Usted ha expresado su cercanía tanto con Italia, donde viven al menos 220.000 ucranianos, quizás medio millón, así como con el pueblo italiano. ¿Qué pensamientos ha expresado?
R. - Para Ucrania, Italia es un país muy querido. Queremos declarar nuestra solidaridad, unidad en la oración. También porque tenemos una presencia significativa en Italia de sacerdotes, monjes, monjas y fieles. Ahora nuestros fieles son realmente un grupo especialmente expuesto, sobre todo los que acompañan a los ancianos: recientemente hemos tenido noticias de la muerte de una mujer ucraniana, la primera, que estaba asistiendo a dos ancianos, que sufrían del Coronavirus. Rogamos al Señor que convierta este momento de angustia en un futuro momento de alegría, fruto de nuestra solidaridad común.
- En su visita de 2018 a la Basílica de Santa Sofía en Roma, el Papa Francisco quiso recordar precisamente "el bien que estas mujeres hacen aquí en Roma, en Italia, cuidando de los niños y de personas mayores", y subrayó cómo a menudo transmiten "la fe en las familias". ¿Cómo los acompañan estas palabras ahora?
R. - Nuestras mujeres ucranianas son a menudo las que traen la luz de la Palabra de Dios y la esperanza en el Señor. Les pedimos que no se desanimen: incluso en los momentos más difíciles el Señor no nos abandona. El Coronavirus no puede extinguir este vínculo de unidad que nos une como cristianos y cuya expresión es la oración. Que la oración sea la fuerza, la fuente que nos traiga la misericordia del Señor.
- ¿Quiere lanzar un mensaje a toda Ucrania?
R. - El Papa ha confiado la humanidad sufriente de este momento a Nuestra Señora. Nosotros también confiamos a nuestro pueblo, Ucrania y también Italia, a la protección maternal de la Madre divina.
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