Hollerich: estar más cerca de los que están sufriendo
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
El cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa, tiene una preocupación que viene del corazón: en esta dramática situación de pandemia, la Iglesia europea "utilizando todos los medios a su alcance, como Internet, debe mostrar a la gente que Dios está con ellos porque mucha gente se siente sola, abandonada". En muchos países de la Unión Europea se han suspendido las misas y celebraciones abiertas a los fieles, mientras que el propio pueblo de Dios se siente cada vez más desanimado. "Yo también - suspira el Cardenal Hollerich - he tomado la misma decisión por mi país porque como cristianos debemos asumir nuestras responsabilidades: lo hacemos para salvar vidas".
¿Qué se debe hacer en una situación tan complicada?
R.- Para mí Iglesia escribo una carta pastoral para explicar a los fieles cómo reaccionar: pido a la gente que rece, a los sacerdotes que celebren la Santa Misa todos los días, aunque no haya gente, pero por la gente. Debemos mostrar que estamos ahí, por el pueblo. Italia es el país europeo más afectado por la pandemia: quiero expresar mi solidaridad con la Iglesia italiana. Rezo todos los días por todos los enfermos, por los que se sienten solos, por los que tienen miedo, por los jóvenes y los desempleados que temen por su futuro. Debemos hacer entender que la Iglesia está con ellos".
Concretamente, ¿cuáles son las repercusiones de la pandemia en la Iglesia Europea y en la propia Europa?
R.- Hay incertidumbre para todos los programas eclesiales. Por ejemplo, estamos en el centro de las celebraciones del 150 aniversario de nuestra diócesis, pero no podemos celebrarlas en público. En lo que respecta a Europa, veo que muchas naciones están bloqueando las fronteras y tomando decisiones sólo para sus pueblos sin tener en cuenta a los demás. Me gustaría hacer un llamamiento al mundo político: si pueden, muestren la profunda solidaridad que debe existir en Europa. Hoy corremos el riesgo de encerrarnos en nosotros mismos cuando ocurren acontecimientos desafortunados. Pero como cristianos no debemos hacer esto, no debemos cerrar nuestros corazones.
¿Cómo pueden los gobiernos y la Iglesia mostrar esta solidaridad?
R.- China está ayudando a Italia y por eso quiero darle las gracias. Pero lamento que no llegue la misma ayuda de otros países europeos. Creo que las naciones más afectadas siempre deben ser ayudadas. Europa es una comunidad solidaria, pero esto no debe afirmarse sólo cuando todo va bien, cuando no hay necesidad. La solidaridad debe sentirse especialmente en los momentos dramáticos, debe demostrarse ahora que existe una identidad europea, de hecho: una identidad europea cristiana.
¿Qué significa para la Iglesia Europea la suspensión de las misas y celebraciones religiosas abiertas a los fieles durante la Cuaresma?
R.- Creo que es el momento de parar y reflexionar sobre las cosas realmente importantes de nuestras vidas. Todo esto nos permite ver que está en manos de Dios. Debemos entender que solos no podemos construir nuestra propia facilidad, porque nuestra existencia es frágil. Y lo que está sucediendo podría permitirnos entrar profundamente en el misterio de Cristo: su muerte en la Cruz y su Resurrección. No estoy angustiado, pero sí muy tranquilo porque Dios está presente, Dios está con nosotros.
Para estar cada vez más cerca de la gente, la Iglesia Europea ha reforzado su presencia en Internet y está haciendo un uso masivo...
R.- En efecto, tenemos la suerte de disponer de muchos medios de comunicación modernos para demostrar que estamos unidos y que no somos sólo países formados por individuos perdidos y preocupados. La Iglesia es una comunión y, como dijo el Papa Francisco, Cristo está vivo entre nosotros. Internet y las redes sociales también sirven para transmitir nuestra esperanza.
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