Arzobispo de Lima: “Inventar formas de caridad que espanten el virus del egoísmo”
Vatican News
“Necesitamos una palabra de aliento, una palabra de esperanza y una palabra que nos haga reflexionar y recapacitar en las cosas, solo así se cambia un mundo nuevo”, lo dijo en su homilía Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado de la Iglesia en el Perú, este III Domingo de Pascua, durante la celebración Eucarística en la catedral de la capital peruana, celebrada sin la participación comunitaria de fieles y transmitida en directo a través de los medios de comunicación.
Dios nos acompaña en la noche que vivimos
Al inicio de su homilía, el Arzobispo de Lima alentó a las personas, que seguían la transmisión de la Misa, a vivir intensamente desde sus hogares la experiencia de Dios. “Nos reunimos hoy en la soledad y la ausencia de los fieles dentro de nuestras Iglesias para no contagiarnos y defender la vida – expresó Monseñor Castillo – pero simultáneamente, sabemos que podemos vivir intensamente desde nuestros hogares la experiencia de Dios que nos acompaña en la noche que vivimos”. Asimismo, haciendo referencia a la actual situación de emergencia que estamos viviendo a causa del coronavirus, el Primado de la Iglesia en el Perú dijo que, “el Señor está saliendo todavía por nuestras calles, haciendo procesiones en todos los barrenderos, enfermeros, policías y médicos que inclusive están muriendo por nuestra causa, por ayudarnos a vivir”.
El Señor nos da palabras de aliento y esperanza
Monseñor Carlos Castillo comentando las lecturas que presentaba la liturgia de este III Domingo de Pascua, especialmente el Salmo 15, que nos habla de la sabiduría y de la presencia de Dios, dijo que “el Señor también nos instruye en la noche humana que vivimos todos cuando hay una tragedia, el Señor se acerca a nosotros, nos instruye con esa sencillez, pedagogía humana y cristiana que sigue el designio de su padre Dios, de Yahvé, que siempre está con nosotros”. Refiriéndose al Evangelio de Lucas (24,13-35), el Primado del Perú explicó que, “los discípulos de Emaús se parecen a estos hermanos nuestros que quieren retornar ahora a sus localidades para defenderse de la pandemia, sienten y huyen de una situación difícil, también nosotros somos hoy discípulos que huimos de la pandemia, y también el Señor se acerca y trata de estar presente de tal manera que a veces no lo notamos”.
Pastoral de escucha para expresar lo que sentimos
En este contexto particular, marcado por el aislamiento social, el Arzobispo de Lima recordó que, cuando más sentimos la ausencia del Señor es cuando más presente está el Señor, y muestra de ello es la experiencia de los discípulos de Emaús, que lograron “ver” al Señor después de que partiera el pan. “Ésa es la experiencia que también están teniendo los más de 50 voluntarios que apoyan en la Central Telefónica de acompañamiento espiritual en nuestra Arquidiócesis, y que vienen recibiendo alrededor de 100 llamadas por día donde la gente dice lo que siente y se descarga”. Escuchar los relatos, afirmó Monseñor Castillo, significa decir todo lo que sufrimos, todo nuestro drama, todas nuestras esperanzas, nuestros deseos, nuestros anhelos, decirlo con alegría o con llanto, pero decirlo, porque nuestra Iglesia es una Iglesia fundada en la Palabra, somos Palabra. “Hoy necesitamos de la colaboración del mundo entero para solucionar los problemas de nuestra humanidad”.
Compartir el pan con los más necesitados
Además, Monseñor Castillo subrayó que, los discípulos de Emaús, al escuchar la Palabra, sentían algo muy hondo – ¿No nos ardía el corazón mientras nos explicaba las escrituras? – se preguntaban ellos. Al compartir el pan van a identificar al Señor y a pedirle – ‘Quédate con nosotros’, reconociendo que el Espíritu se introduce en nosotros por medio de la Palabra, y nos lleva definitivamente a compartir la experiencia del Evangelio con otros. “Si ayudamos a otros, nos unimos a causas justas, hacemos algo por el prójimo y suscitamos entre nosotros inteligencia y organización – precisó el arzobispo de Lima – estamos haciendo la Eucaristía viva, porque la Eucaristía es la entrega de Jesús que se parte por nosotros”.
Un santo que supo escuchar los relatos de los peruanos
Finalmente, Monseñor Castillo destacó que, “Santo Toribio de Mogrovejo aprendió a escuchar los relatos de los peruanos, decía el Papa Francisco, y para eso se trasladó a diversas zonas donde escuchaba lo que decía la gente y, a partir de eso, construyó las bases de nuestra Iglesia que hasta hoy perdura en el corazón de nuestro pueblo”. Por ello, el Arzobispo de Lima dijo que es necesario que aceptemos que hemos de levantarnos para servir y para eso necesitamos imaginación, creatividad y maneras distintas de ayudarnos juntos a inventar el mundo que viene. No es tarea de una élite, es tarea de todos.
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