Después del Covid-19, la experiencia "monástica-digital" quedará en la Iglesia
Isabella Piro-Ciudad del Vaticano
Debido a las restrictivas medidas para prevenir el contagio, se han suspendido las misas públicas con la participación física de los fieles que, sin embargo, pueden participar en los ritos "en comunión espiritual" a través de la web, la televisión y la radio.
Una experiencia que ciertamente permanecerá en la vida eclesial, dice el cardenal presidente de la Conferencia Episcopal portuguesa,CEP, Manuel José Macário do Nascimento Clemente, en una entrevista con la agencia Ecclesia, pero que permanecerá allí como "un complemento" porque la Iglesia es "encuentro y relación" viva y así es como "seguirá siendo". Al contrario: el aislamiento social al que uno se ve obligado hoy en día por razones de salud ha puesto aún más de relieve este "deseo de relación" entre las personas.
Otro elemento que permanecerá después de la cuarentena, añade el Patriarca de Lisboa, es el redescubrimiento de la familia como "Iglesia doméstica", ya que en este momento se fomenta y se exhorta a la oración en el hogar, conscientes de que "Dios siempre ve nuestros corazones" y que por lo tanto "la comunión espiritual no es menos verdadera" que la comunión real.
En cuanto a las consecuencias sociales de esta emergencia sanitaria, el presidente del Cep destaca tres factores: la necesidad de apoyar a las familias, afectadas no sólo en el ámbito sanitario, sino también económico; la necesidad de relanzar el sector laboral, ya que muchas personas se han visto afectadas por el desempleo debido al coronavirus; por último, la emergencia de una conciencia colectiva de la importancia de salvaguardar la Creación y reequilibrar la relación entre el hombre y la naturaleza, en nombre del "bien común".
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