Jueves Santo. Homilías de obispos de Perú, Honduras, Ecuador
Ciudad del Vaticano
La Semana Santa, es un período en que los cristianos celebramos con gran devoción la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, en muchos casos, con gestos característicos de la piedad popular. En América Latina, encontramos calles alfombradas de flores y aserrín de colores, donde pasan las procesiones llevando en andas las imágenes que nos recuerdan a los protagonistas de la Pasión de Jesús. La Semana Santa de este año, como dijo el Papa Francisco, es inusual.
En este Jueves Santo cada uno de los obispos nos invitan ver la “conmovedora escena” de Jesús lavando los pies a sus discípulos. Esta escena, dijo el Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren, resume muy bien todo lo que Jesús enseñó y vivió. En el lavatorio de los pies, se pone de manifiesto quién es Jesús y qué es lo que hace y pide a sus discípulos: el amar y el servir.
Cada obispo nos invita a vernos allí sentados en esa mesa, con delante de nosotros Jesús que se abaja para “lavarnos los pies”. Mons. Miguel Cabrejos dijo que todos necesitamos del “lavatorio de los pies”, pues necesitamos ser lavados de los pecados grandes y pequeños de cada día”, “lavarnos el alma, para participar juntos en el banquete de Dios, es decir la Eucaristía”.
El Cardenal Oscar Rodríguez en su homilía nos invitó a ser parte de la escena: “Imaginémonos nosotros allí dentro de ese círculo de los discípulos, y que nos encontramos frente con el Señor Jesús, lavándonos los pies”, y añadió: “También el Señor Jesús se arrodilla hoy ante los enfermos de este mundo, ante todos los enfermos del coronavirus, señaló, ante tantos que están llorando por no haberse podido despedir de sus familiares que ya han fallecido, y se arrodilla también delante del personal médico y sanitario, delante de los soldados y los policías, y todos los que están tratando de ayudar en medio de estas dificultades. Que se entregan heroicamente a los enfermos, a los que sufren, a aquellos que tienen hambre, y se les logra llevar, aunque sea un poco de alimento. Y que tantas veces tienen que llorar por impotencia. Se arrodilla también Jesús delante de cada uno de nosotros, porque ha venido a redimirnos y a salvarnos. Quiere quitar lo sucio que hay en el Ser humano, y también en nosotros pecadores. Toca nuestras fragilidades, nuestros pecados, nos devuelve nuestra dignidad y nuestra libertad. Nos hace libres de toda esclavitud. De toda alienación”.
Ante esta pandemia que sufre el mundo, los prelados han reconocido que hay muchos héroes humildes, que están sacrificando sus vidas al servicio de los demás. “Siguiendo el ejemplo de Jesús, se abajan, y se ponen a nuestros pies para lavarlos con amor. Son personas sencillas pero valientes, que, como Cristo, se enfrentan diariamente a la muerte sin temor, sabiendo que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (ver Jn 15, 13), insistió Mons. Eguren, arzobispo de Piura.
Seguidamente, Mons. Eguren nos invita: “así como hoy honramos el Cuerpo de Cristo, estemos también dispuestos a honrar el Cuerpo del Señor en aquel hermano que pasa hambre, sed, desnudez, enfermedad, encierro, abandono, soledad, o desesperación, “porque cada vez que lo hicieron con éste, mi hermano más pequeño, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40), señaló
El cardenal Rodríguez subrayó la necesidad de conversión de la humanidad: “Ojalá que con esta pandemia que está removiendo los cimientos de una cultura materialista, se sentía ya la cultura de unos dioses cimentados en las armas, la guerra, en el poder, y en el dinero. Aprendamos de verdad que lo único que cuenta es el amor, y amar como Jesús hasta el extremo. El Jueves Santo es el día en que Jesús nos enseñó a amarnos como hermanos. El único que va a vencer esta epidemia, es este amor, que va a transformar tanto odio tanta muerte, tanto corazón de piedra, en corazones humildes, que seamos capaces de pedir perdón. Volvernos a Jesús para decirle Señor: compartimos contigo la cena, en que nos revelas todo tu amor. Que podamos entender que Jesús es nuestro amigo que permanece siempre a nuestro lado. Y la esperanza que no defrauda", expresó..
Mons. Adalberto Jiménez Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico, Ecuador, en su homilía, recuerda el amor de Dios para con todos nosotros e hizo presente a los muchos sacerdotes y religiosas que han venido en misión a la región amazónica, y han sacrificado sus vidas por los pueblos originarios. Demostrando su amor pleno hacia el más necesitado. En su homilía pidió por todos las personas enfermas del Covid19 y por su pronto restablecimiento.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí